La mañana despertó distinta, más agitada, con sonrisas multiplicadas en los hogares y los niños, que cursan el primer grado de la enseñanza primaria, más desesperados que el resto de los días.
Y es que la escuela se convertiría en suceso.
Desde lo alto, el cielo, con un azul limpio y fresco, bajó hasta el firmamento y en forma de pañoleta se anudó en los cuellos de las camisas y blusas de más de 4000 pequeñines espirituanos que hoy se iniciaron como pioneros Moncadistas.
Floresa Martí y otros héroes, cantos, danzas, el Che Guevara vivo, palpitante, presente.
Los besos y los abrazos entre padres, abuelos y niños. Y después el aula, ahora distinta, multiplicada en colores, con ese azul al cuello, en lo adelante, un inseparable compañero.
Hoy, como cada 8 de octubre, el día nace y se hace diferente.