La bahía de La Habana

La bahía de La Habana, donde comenzó hace cinco siglos la historia de aquel caserío que a fines del siglo XVI recibió el título de ciudad, será el ámbito en torno al cual se debe definir el perfil urbano de la capital cubana en el siglo XXI.

Esa zona, ubicada en el centro geográfico de la urbe habitada por más de 2.1 millones de personas y que durante décadas fue polo de desarrollo portuario e industrial –con lo cual quedó “de espaldas” a la vida de la ciudad–, es desde años centro de atención y del trabajo de arquitectos, urbanistas, científicos sociales y especialistas en medioambiente, instituciones diversas, universidades y organismos del Estado.

Por estos días, se celebró en el Centro Cultural Antiguos Almacenes de San José el primer taller sobre el Plan Perspectivo de Desarrollo Bahía de La Habana (PPD-BH), el instrumento que recoge las regulaciones, marco legal, políticas y premisas, zonas de actuación y ordenamiento territorial, principales ejes y ámbitos o dimensiones en el proyecto que busca, como establece el propio documento, “lograr el desarrollo integral del territorio de la bahía”, una “pieza estratégica fundamental de la ciudad, uno de sus centros esenciales, cuya diversidad tipológica y funcional y potenciales económicos pueden impulsar el desarrollo de La Habana del futuro”.

Coordinado por el Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Facultad de Arquitectura de la Universidad Tecnológica de La Habana (UTLH-CUJAE) y el Grupo Ejecutivo de la Comisión Gubernamental Bahía de La Habana (GE-CGBH), el taller tuvo como objetivo presentar el documento que recoge el Plan Perspectivo y conciliar todos los criterios de organismos y entidades sobre el proyecto –incluidos análisis que implicaron nuevos aportes– para llegar a una versión definitiva que será presentada a la Comisión Gubernamental en abril próximo.

    A 500 años de su fundación, La Habana tiene hoy los mismos retos que muchas ciudades en el mundo: congestión urbana, insuficiencia de redes técnicas y transporte, contaminación, crecimiento caótico en ciertas áreas, limitaciones en vivienda… Afronta deudas en la planificación urbana, el manejo de los desechos y la disponibilidad de espacios verdes dentro de la ciudad. El Plan Perspectivo de Desarrollo tiene en su esencia un enfoque integrado en el que son primordiales la sostenibilidad y el concepto de prosperidad con equidad.

Entre las premisas del Plan están, como ejes transversales, las tecnologías del conocimiento, las industrias culturales, las economías creativas y la innovación; la protección del paisaje cultural en sus diversas categorías (subacuático, arqueológico, fortificado, urbano y posindustrial) y la conservación de los valores naturales y culturales en armonía con las necesidades del desarrollo socioeconómico.

También se plantea priorizar el uso público del borde costero (según el libro del Plan de Manejo del Paisaje Cultural, hoy solo el 8% de la línea de contacto de la bahía habanera es de espacio público), generar sinergias socioculturales y económicas a partir de las vocaciones funcionales y de acuerdo con los valores patrimoniales, paisajísticos, naturales y urbanos del territorio, y conciliar el verde estratégico o infraestructura verde con los proyectos a desarrollar.

La nueva estructura urbana facilitará la conexión del tejido existente con el de nueva creación, y debe conservar el carácter habitacional del área, “garantizando la permanencia de la población arraigada y el desarrollo de estrategias diferenciadas, tanto en el acceso como en la construcción, para los nuevos desarrollos, la rehabilitación y la transformación de zonas precarias, con parámetros de habitabilidad apropiados y tecnologías innovadoras, haciendo a los pobladores los principales protagonistas de la regeneración urbana”.

Otras premisas son promover el desarrollo local sostenible y autofinanciado a través de la puesta en valor responsable de los paisajes culturales, el patrimonio y los recursos económicos identificados en la zona, y garantizar las necesidades de accesibilidad, movilidad y la protección de sectores vulnerables de cada localidad, dotando al territorio de una red de equipamiento, servicios, infraestructuras y facilidades urbanas contemporáneas.

El Plan Perspectivo, en el cual se definen 71 polígonos de intervención, promueve nuevas soluciones de transporte e interconexión multimodal dentro y en torno a la bahía, para la cual se concibe un futuro de uso social y de ocio (crucerismo, náutica, recreación, alojamiento, recintos feriales, zonas verdes, espigones flotantes, servicios, miradores, centro de interpretación…), cultural y deportivo, residencial, educativo, científico y productivo.

Terminal de cruceros

Antiguo edificio de la Aduana, futura terminal de cruceros

La nueva trama urbana deberá armonizarse con la existente, que abarca tanto vías de comunicación como piezas de patrimonio industrial que deben ser conservadas y favorecen la puesta en práctica del “mientras tanto”, una concepción aplicada internacionalmente en procesos de urbanización de espacios vacíos.

El “mientras tanto” implica que, en lo que se materializan los grandes proyectos e inversiones, la alternativa puede ser un urbanismo más flexible, adaptativo y participativo que ponga en valor los espacios, infraestructuras y grandes contenedores (almacenes, viejas fábricas, solares…) en desuso y los active en iniciativas sociales, culturales, artísticas y económicas con un enfoque sostenible que se conviertan en dinamizadoras del desarrollo de la ciudad.

Muchos de esos espacios construidos pueden servir como sedes para incubadoras de ideas o corredores culturales, industrias creativas y parques tecnológicos: la economía del conocimiento en la que el país tiene aún tantas reservas por desatar y explotar.

 Patrimonio industrial existente en la bahía

En las últimas décadas, ha habido experiencias internacionales como las del viejo puerto de Londres (los modernos Docklands) y Liverpool (Inglaterra), Puerto Madero (Buenos Aires, Argentina), HafenCity (Hamburgo, Alemania), Bilbao (País Vasco, España), Génova (Italia), Port Vell (Barcelona), Harbourfront (Toronto, Canadá), Mónaco y Cartagena de Indias (Colombia).

Entre los referentes mundiales, el desarrollo urbano de London Docklands, iniciado en los setenta del siglo XX, ocupa 2 300 hectáreas. Su reconversión tomó 35 años.

Según un informe de la London Docklands Development Corporation, entre 1981 y 1998 el proyecto absorbió 3 900 millones de libras esterlinas del sector público y 8 700 millones del sector privado (en total, y al cambio internacional a fines de 2018, poco más de 16 000 millones de dólares).

Otro caso de estudio, al que han mirado expertos de Cuba y otros países, ha sido el de HafenCity (Hamburgo, Alemania), iniciado en 1997 y cuyo completamiento está proyectado para el periodo 2025-2030: un área de 155 has, espacios públicos y privados, plazas, parques y paseos, edificios residenciales y de oficinas, centros académicos, culturales y de entretenimiento… La inversión total estimada es de unos 11 000 millones de euros.

El territorio incluido en el Plan Perspectivo de Desarrollo de la Bahía de La Habana abarca unas 4 400 has. La escala del área es uno de los grandes retos, entre los que también están el desarrollo integral desde las redes técnicas y la comunicación hasta el uso de energías renovables y prácticas sostenibles, las vías de financiación, la reconversión de un notable sistema de infraestructuras industriales existentes (decenas categorizadas como patrimonio industrial) y el saneamiento de la bahía y de los suelos en torno a ella.

Comparación del área del proyecto de la bahía de La Habana

Aunque desde 1998 hasta hoy se aprecia una reducción de 85.41% en la carga contaminante, el monitoreo y los estudios en la bahía entre 2006 y 2019 confirman que su calidad ambiental sigue siendo desfavorable, lo cual la hace “altamente comprometida” para los usos actuales y perspectivas propuestas, se conoció en una presentación del Grupo de Trabajo Estatal Bahía de La Habana (GTE-BH).

En las márgenes de la bahía se asientan aún más de 100 industrias e instalaciones que vierten sus aguas residuales al cuerpo de agua.

A esto se suman los aportes de los ríos Luyanó (a él tributan alrededor de 30 industrias, más de siete colectores de aguas residuales urbanas procedentes de los repartos periféricos y 16 drenajes pluviales y ramales de alcantarillado) y Martín Pérez (aguas residuales de más de 15 industrias e instalaciones, vertimientos de 10 drenajes pluviales y ramales de alcantarillado de los repartos asentados en su cuenca), así como los del arroyo Tadeo (aguas residuales de 15 ramales de alcantarillado y los drenajes de una parte del sector urbano de los municipios Regla y Guanabacoa), y los drenes Agua Dulce, Matadero y San Nicolás.

    La cuenca tributaria de la bahía tiene una superficie aproximada de 85 kilómetros cuadrados y una población estimada de 906 000 habitantes. El 80% del territorio ha sido urbanizado y está ocupado fundamentalmente por zonas residenciales e industriales. Abarca 10 de los 15 municipios de la ciudad, de ellos en su totalidad los municipios de Regla, La Habana Vieja, San Miguel del Padrón y Diez de Octubre. En este gran territorio se desarrolló el asentamiento poblacional más numeroso y complejo del país. (Plan Perspectivo de Desarrollo de la Bahía de La Habana)

Los asistentes al taller coincidieron en que una bahía limpia –un proceso a largo plazo, que tomará años– es la piedra angular del plan de desarrollo en esta zona de la capital cubana, aunque su condición no impide que sean emprendidos y avancen proyectos que no impliquen contacto directo con las aguas.

Para avanzar en la descontaminación (hídrica, sonora, de los suelos, atmosférica) deben ser activadas vías de financiación existentes hoy y concebidas otras nuevas.

El proceso debe implicar soluciones no solo en las márgenes o cercanías de la bahía sino en la cuenca tributaria, nuevas plantas de tratamiento de residuales (hoy funcionan dos plantas de tratamiento de residuales líquidos: Mantilla, inaugurada en 2016, y Luyanó IV, en 2018), soluciones de transporte ecoamigables (incluidas las que favorecen a los peatones y el uso de bicicletas), manejo adecuado de desechos sólidos y reciclaje, mayor cobertura de áreas verdes, desactivación o reubicación de industrias que vierten en las ensenadas y la recuperación del humedal de Triscornia, hoy amenazado.

A la par de la sostenibilidad medioambiental, deberán ser tomadas en cuenta la sostenibilidad cultural, la económica, la institucional y la social, relacionadas todas, a la vez, con una dimensión territorial.

Este es un plan multidimensional, recordó la directora del Plan Maestro de la OHCH, la doctora arquitecta Patricia Rodríguez Alomá. “Un gran desafío es la necesidad de interrelacionar e integrar esas dimensiones y buscar los vasos comunicantes que las conectan”.

    “Garantizar la sostenibilidad social con el ser humano en el centro de las estrategias de desarrollo, con un enfoque participativo, de equidad de género y especial atención a los sectores en desventaja. Prestar particular atención al hábitat y las infraestructuras”. (Plan Perspectivo de Desarrollo de la Bahía de La Habana)

En el ámbito de la sostenibilidad económica, las proyecciones van desde una estrategia para la inversión de capital extranjero y nacional y el empleo de instrumentos fiscales y mecanismos financieros especiales, hasta las alianzas entre los sectores estatal y no estatal, la gestión integral de la cooperación internacional, la creación de un fondo de inversiones y la conformación de una cartera de proyectos de inversión en la zona (con la propuesta de que se aporte un porcentaje dedicado al saneamiento de la bahía previamente al inicio de cada proyecto).

También se incluyen las potencialidades de poblaciones y territorios circundantes, las posibilidades y sinergias que puede generar el desarrollo local sostenible y autofinanciado, la puesta en valor del patrimonio cultural, tangible e intangible de las comunidades en torno a la bahía, y la implementación de modelos para valorizar el suelo como activo económico y como generador de plusvalía para desarrollos urbanos.

Aun cuando se aprecia una mayor presencia de especies animales en la bahía, el estado ambiental del ecosistema sigue siendo desfavorable

El doctor arquitecto Jorge Peña, profesor titular de la Facultad de Arquitectura de la Cujae, jefe del Grupo de Investigación y Acción Urbanas y director del proyecto KNOW-HABANA,* dijo a Cubadebate que el primer taller tuvo como fin principal “contribuir a coproducir una visión de prosperidad con equidad que contribuya al Plan Perspectivo de Desarrollo de la Bahía de La Habana”.

Peña, también miembro de la comisión técnica asesora para la elaboración del Plan Perspectivo, explicó que “de modo más operacional, intentamos resaltar la importancia del futuro desarrollo de la bahía para el restablecimiento de los equilibrios territoriales y la corrección de las inequidades socioespaciales inscritas en la ciudad: zonas vulnerables frente a zonas beneficiadas por las oportunidades que ha abierto la actualización del modelo socioeconómico y por el devenir histórico. Con ese propósito, se exploraron sendas de prosperidad y estrategias para la promoción de equidad urbana que pudieran formar parte del repertorio a observar por el PPD–BH”.

Al cerrar la sesión final, el ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez Dávila, presidente de la Comisión Gubernamental Bahía de La Habana, destacó la validez de la noción del “mientras tanto” –no detenerse, aprovechar las potencialidades del patrimonio ya construido con usos temporales que aporten dinámica y desarrollo e, incluso, fondos para la renovación– y consideró muy importante la participación de las universidades y las autoridades de los territorios en el taller y el proyecto. Coincidió con los participantes al señalar que “el saneamiento de la bahía debe ser una prioridad”.

    En el primer taller sobre el Plan Perspectivo de Desarrollo de la Bahía de La Habana participaron, entre otros, expertos y representantes del Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad, Grupo de Trabajo Estatal Bahía de La Habana, Instituto de Planificación Física, Centro de Ingeniería y Manejo Ambiental de Bahías y Costas (Cimab), Facultad de Arquitectura de la Cujae (profesores y estudiantes), los municipios con territorios incluidos en el plan (San Miguel del Padrón, Guanabacoa, Centro Habana, La Habana Vieja, Regla y Habana del Este), Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Grupo Empresarial de Transporte Marítimo Portuario, Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria, Administración Marítima Territorio Occidente, Ministerio de Energía y Minas, Ministerio de Turismo, Almest, Ministerio de Economía y Planificación, Club Náutico Internacional Hemingway y refinería Ñico López.

La bahía puede tener una parte más activa en la vida de la ciudad, integrarse más a la trama urbana y conectar puntos hoy distantes por tierra como espacio de movilidad y transporte.

* El taller formó a su vez parte de las acciones del proyecto de colaboración internacional “La Habana: movilidad para la ciudad que queremos” (KNOW HABANA), que constituye la contraparte cubana del ambicioso proyecto multinacional “Conocimiento en acción para la equidad urbana” (KNOW), financiado por el Reino Unido de la Gran Bretaña.

KNOW HABANA desarrolla acciones en cuatro estudios de caso que ilustran algunos de los principales componentes de la situación urbana actual de La Habana: Los Sitios, en Centro Habana; Alamar, Plaza y la bahía.

KNOW HABANA se ha propuesto fortalecer el abordaje de las nociones de prosperidad con equidad en la Nueva Agenda Urbana, en los instrumentos de planeamiento de La Habana y en las trayectorias de los cuatro casos mencionados.

Para ello, además de contribuir al PPD–BH, se propone generar una herramienta novedosa en los restantes tres casos: el Plan de Desarrollo y Transformación del Barrio (Plan DESTRABA), instrumento que aportará Insumos a las estrategias de desarrollo municipal de los municipios donde se encuentran, a partir de la coproducción de visiones de desarrollo que incorporen también las nociones de prosperidad con equidad desde la perspectiva de los barrios.