Cortaron tres árboles
Eran tres./(Vino el día con sus hachas).
Eran dos./(Alas rastreras de plata).
Era uno.
Era ninguno.
(Se quedó desnuda el agua).
Federico García Lorca.
“Ay, qué crimen, mira eso cómo cortaron los árboles”, le escuché decir a una señora –sombrilla en mano– mientras caminaba frente al Poligráfico, donde se ubican varios medios de prensa en La Habana. La tala realizada allí responde a una inversión y estaba autorizada, comenta a Cubadebate, Alexander Zorrilla Torreblanca, director provincial de Áreas Verdes en la capital.
Convertida en páramo, la escena se repite en varios municipios de la ciudad, mientras usuarios en las redes sociales y en la vox pópuli muestran su descontento por el notable aumento de la tala y la poda de árboles durante los últimos meses en La Habana.
“Desde finales de 2020 hasta la fecha existen alrededor de 1 200 planteamientos de la población para talar o podar árboles en la ciudad porque tienen algún tipo de afectación. Por tanto, hemos hecho un programa bien intensivo para ambas ejecuciones. En consecuencia, la población ha visto un aumento, pero siempre que se hace un trabajo se requiere de una autorización previa que, para estos casos, es la guía forestal”, afirma Zorrilla Torreblanca.
El Servicio Estatal Forestal es la entidad encargada de emitir dicho documento, luego de realizar la inspección del árbol en el terreno y determinar si la poda o la tala es necesaria o no, según la particularidad de cada caso reportado. Así lo deja claro la Dirección Forestal del Ministerio de la Agricultura en su página web cuando, en lo relacionado a daños de los árboles a redes técnicas, puntualiza:
“El Servicio Estatal Forestal emitirá la guía forestal si corresponde y los trámites para la tala del árbol los realizará el interesado con el original en la Unidad de Comunales o Áreas Verdes del municipio”.
La guía forestal es el documento que autoriza la poda o tala de un árbol. Foto: Andy Jorge Blanco/ Cubadebate.
Alejandro Palmarola Bejerano, presidente de la Sociedad Cubana de Botánica, señala que “cada árbol es un problema diferente y por esto resulta imprescindible que los especialistas visiten el lugar, evalúen, busquen la mejor solución técnica, siempre con la premisa de salvar el árbol como prioridad”.
Por su parte, Zorrilla Torreblanca puntualiza que desde diciembre de 2020 a la fecha se han talado casi 900 árboles en La Habana, cifra que debe duplicarse al cierre del 2021, dada la cantidad de planteamientos de la población por afectaciones.
Pero, ¿las solicitudes de tala o poda por parte de personas naturales o jurídicas han aumentado de la noche a la mañana? ¿A qué se debe este incremento? ¿Siempre que se corta un árbol se ha contado con la autorización para ello, con la guía forestal? ¿Por qué la capital cubana muestra hoy un escenario menos verde?
Zorrilla destaca que en La Habana existen alrededor de 750 000 árboles, de los cuales más de 253 000 deben ser sustituidos. “Debemos cuidar los árboles por la importancia que tienen, pero cuando alguno hace determinado daño hay que eliminarlo; ello conlleva a eliminar también un nivel de sombra y de transpiración, por tanto, en el futuro hay que reponerlo para que ayude a la oxigenación”, añade.
¿Cortar el mal de raíz?
Alexander Zorrilla, director provincial de Áreas Verdes de La Habana. Foto: Andy Jorge Blanco/ Cubadebate.
Mientras podan un árbol frente a su edificio en 5ta A y 66, municipio habanero de Playa, Ricardo Riverí enseña cómo las raíces llegan hasta la calle y, en su patio, han afectado las redes hidrosanitarias. “Ahora sí van a sentir el calor sin la sombra”, dice alguien que pasa por la otra acera, ajeno a lo que allí sucede.
Alexander Zorrilla, director provincial de Áreas Verdes de La Habana e ingeniero agrónomo, señala que, en ese caso, el árbol no se manejó como era debido cuando lo sembraron. “No era la especie adecuada y ahora estamos viviendo con esas consecuencias”, acota y enseña la guía forestal que autoriza la poda.
Mientras esto ocurría en Playa, en el reparto Punta Brava del municipio La Lisa, la Empresa Eléctrica de La Habana realizaba trabajos de poda en árboles próximos al cableado.
Luis Alejandro Ramos Velarde, director provincial de la UEB Poda de la Empresa Eléctrica de La Habana, afirma que se trata de un trabajo planificado en el que ven los tipos de árboles con el objetivo de evitar la poda indiscriminada: “Nosotros realizamos la poda del arbolado que se encuentra debajo de las líneas eléctricas con el fin de disminuir las interrupciones del servicio que brindamos y darle una mayor calidad al consumidor”.
“Ni los medios ni los recursos que tenemos nos permite hacer tala, o sea, nuestro trabajo es solamente podar los árboles que están próximos a las líneas eléctricas”, añade.
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Luis Alejandro Ramos Velarde, director provincial de la UEB Poda de la Empresa Eléctrica de La Habana. Foto: Andy Jorge Blanco/ Cubadebate.
En la calle B entre 11 y Línea, municipio Plaza de la Revolución, Tamara Soler Mercaderes cuenta que el Consejo de Vecinos lleva mucho tiempo solicitando la poda de un ficus frente al edificio en el que ella vive hace 14 años: “En ocasiones han caído ramas y eso ha efectado el tendido eléctrico. En algunos apartamentos han entrado murciélagos. Es un problema que perjudica ya la convivencia, incluso, las raíces afectan las redes hidráulicas. Pienso que se puede sustituir por otros”.
Planteamientos de la población acumulados por años, unido a los nuevos que surgen y a la necesaria poda ante la proximidad de la temporada ciclónica, constituyen una de las causas del aumento en la intervención de árboles en la ciudad capital.
“El manejo cultural de la poda de árboles se debe realizar todo el año. La norma cubana de Áreas Verdes, documento actualizado y de muy buena calidad, y los demás documentos normativos de esta actividad, son claros en este sentido. Sin embargo, las carencias económicas, de aseguramiento y de logística nos han hecho retrasar por años el manejo del arbolado y centrarnos en la preparación para la temporada ciclónica y en solucionar planteamientos puntales de personas naturales o jurídicas que se ven afectadas por un conflicto específico con un árbol”, señala Alejandro Palmarola, presidente de la Sociedad Cubana de Botánica.
En ese sentido, el especialista comenta que las podas y talas son lamentables, sin embargo, en ocasiones resultan inevitables:
“Un árbol inadecuado (por su altura de copa o por sistema radicular), al cual además no se le ha ‘educado’, es decir, no tiene una sistemática poda de formación y de levante, comienza al poco tiempo a entrar en conflicto con las redes técnicas (eléctrica, hidráulica, gas, telefonía), a veces, incluso, con las viviendas u otras infraestructuras. Entonces lo técnicamente correcto es hacer una poda masiva. En ocasiones no es evitable la tala”.
“Existen también casos de anillado de árboles, práctica que es ilegal, de tala ilícita, de aprovechamiento forestal dentro de las ciudades. Son situaciones lamentables que todos debemos combatir. Creo que necesitamos crear más conciencia, pero los últimos meses demuestran que no todo está perdido; las denuncias ciudadanas sobre las podas excesivas son un ejemplo de ello”, asegura.
Cuando la sierra suena…
Poda realizada por Áreas Verdes de La Habana. Foto: Andy Jorge Blanco/ Cubadebate.
Además del largo tiempo sin mantenimiento de algunos árboles cuando se precisaba hacerlo, otra cara del asunto es que, si bien hay podas y talas autorizadas, en ocasiones no se realizan adecuadamente.
Palmarola destaca que, en muchos casos, existe “falta de profesionalidad en el trabajo que se realiza y no se descartan algunos casos de talas indebidas, violaciones, e incluso, claras ilegalidades”.
En reunión del Consejo de Defensa Provincial (CDP) del pasado 14 de abril, las autoridades analizaron el asunto: talas sin autorización y podas indiscriminadas en el municipio Plaza de la Revolución. En aquel encuentro, el vicepresidente del CDP, Reinaldo García Zapata, pidió ser severos en la aplicación de las medidas y que “las personas tienen que aprender a ser disciplinadas y actuar con total responsabilidad”, según un reporte de Tribuna de La Habana.
La Ley Forestal de Cuba en su artículo 69 destaca: “Toda persona natural o jurídica, que por su acción u omisión dañe el patrimonio forestal está obligada a cesar en su conducta y a reparar los daños y perjuicios que ocasione”.
Sobre ello, Alexander Zorrilla Torreblanca, director provincial de Áreas Verdes de La Habana, señala: “Hay personas inescrupulosas que están haciendo podas y talas indiscriminadas sin la autorización. En 19 y 16, en Plaza de la Revolución, por ejemplo, se hizo una tala sin la autorización previa del Servicio Estatal Forestal, por lo que se tomaron medidas”.
–¿Qué medidas?
–Al compañero de la poda de la Empresa Aurora Plaza se le aplicó la separación definitiva. No estamos diciendo que no hay violación, tanto de algún personal ajeno como del personal nuestro, pero en la mayoría de los casos de poda y tala son solicitudes de la misma población y cuentan con la guía forestal.
–En la propia dirección provincial de Áreas Verdes se hizo una cerca, para lo cual se talaron varios árboles. ¿Por qué?
–A través de un permiso y con la guía forestal se talaron varios árboles de ocuje que estaban enfermos. La inversión de la cerca estaba aprobada.
–O sea, no se talaron los árboles porque debía hacerse la cerca…
–La que había antes estaba siendo afectada por los ocujes, la mayoría de los cuales estaban enfermos. Entonces, aprobamos quitar los árboles y sustituirlos por otros que estén sanos. No es quitar por quitar. Ya allí está el hoyado para cuando comiencen las lluvias sembrar.
–¿Y los tocones?
–La parte más complicada no es talarlo, sino quitar todas esas raíces porque cuando lo halas afecta la acera y la calle. Y en ese programa estamos trabajando.
–¿Qué se hace con los árboles talados?
–En la ciudad no hay prácticamente árboles preciosos. Por lo tanto, la utilización de ese tipo de madera sirve para la biomasa. Pero estos árboles que hoy se están trabajando no tienen una vida útil para utilizarlos como madera en la carpintería, por ejemplo.
Por una ciudad verde
Infografía: Linette Mileidy Cuza Bernal.
Alexander Zorrilla, como director provincial de Áreas Verdes en la capital cubana y como ingeniero agrónomo subraya la necesidad de que todo cuanto se tale sea sustituido.
“El programa de reforestación empieza en estos meses con las lluvias. Vamos a tratar de ir sustituyendo en lugares clave, cumpliendo con la Tarea Vida, y que la población vea que se está trabajando en ese sentido”, señala.
Por su parte, Alejandro Palmarola, comenta que la Resolución 479/1996 del Ministerio de la Agricultura establece que, por cada árbol talado, deben sembrarse cinco nuevos: “Esta obligación de hacer de la persona natural o jurídica que solicita la tala, hoy no se cumple. Ni siquiera se pone como un requisito en la guía forestal.
“Yo creo que el reto fundamental que tenemos por delante es sembrar y sembrar bien. Para eso, se debe estimular la producción de árboles nativos, de talla adecuada, en viveros especializados. Hoy la existencia en nuestro deprimido sistema de viveros es insuficiente, casi inexistente, para las necesidades de la capital.
“Fortalecer los viveros de arbolado debe ser una prioridad, así como la publicación de recomendaciones técnicas para la ejecución de las siembras. Un árbol inadecuado o mal plantado es como una mina de tiempo, que explotará en algún momento. Debemos tratar de no repetir errores del pasado que hoy son costosos y crean múltiples conflictos. En arbolado urbano, como en casi todo en la vida, la improvisación se paga caro. Tenemos que ponerle Ciencia a todo lo que hacemos. Pero lo más importante, no renunciar a tener una ciudad verde, arbolada, organizada, que sea una representación física del futuro de sostenibilidad que soñamos”, alerta el presidente de la Sociedad Cubana de Botánica.
De acuerdo con ello, Zorrilla insiste en la importancia de reponer donde se haya talado. Habla de la compatibilidad de la ciudad y los árboles, y destaca la necesidad de conocer en qué momento y lugar sembrar los adecuados y cómo manejarlos.
Proteger el patrimonio forestal, no solo de La Habana, sino de todo el país, constituye un derecho y un deber ciudadano, una tarea que no solo le compete a las autoridades. Por parte de estas, queda continuar defendiendo el arbolado urbano y velar porque el mismo no se destruya a diestra y siniestra, porque sean más las siembras que las talas y las árboles vivan en armonía con la ciudad…
Dice Alejandro Palmarola que “hay mucha gente comprometida con sembrar y sembrar bien” y que “siempre es esperanzador pensar que los buenos somos más”. Nara Miranda Lorigados, vecina de avenida 1era entre 6 y 8, en el Vedado capitalino, hace cinco días sembró dos posturas de árboles en el parque frente a su edificio. Cuenta, con visceral esperanza, que “si arraigan y crecen van a dar sombra y hasta flores, algún día”.
El incremento de las talas y podas en La Habana ha traído consigo el descontento de muchos habaneros. Foto: Andy Jorge Blanco/ Cubadebate.
Tala de árboles frente al Poligráfico, en el municipio Plaza de la Revolución. Foto: Juventud Rebelde.