No hay nada más hermoso y vivificante que ver, tras estas últimas tardes de verano con lluvias intensas, el verdor y la vida que han recuperado casi todas las plantas, jardines y árboles gracias a esa fuerte energía que les ha provisto el agua bendita caída del cielo.
Hemos pasado de apreciar lo colorido de las flores en sus más amplias creaciones, a hacerlo con parques que dejaron atrás ese tono amarillo para ahora predominar ese verde intenso, y con árboles adornados con rojos mangos y aguacates todavía muy jóvenes.
Poder contemplar un gran árbol, de ancho y alto tronco, bien frondoso con muchas hojas y ramas, es como revivir sobre ese mismo suelo, décadas de vidas pasadas, nacimientos y despedidas. Porque sembrar un árbol es como sembrar años de vida para la Tierra.
Árbol, o es lo que es igual a la flora, es sinónimo de brisa, sombra, lluvia, oxígeno, más vida animal y vegetal. Los árboles y bosques son los pulmones de nuestro planeta, y si bien a ellos se les dio la función de oxigenar al mundo, la de nosotros es la de protegerlos.
Es por ello que desde edades tempranas a los niños se les debe inculcar el amor y respeto hacia la naturaleza, su importancia y valor que representa en el ciclo de la vida, y para la supervivencia de todas las especies que coexisten y significan unas la evolución de otras.
Hoy lunes 28 de junio se celebra a nivel mundial el día de los bosques para concientizar más sobre la coordinación y aplicación de estrategias más efectivas para la conservación del medio ambiente, que por momentos pasa a un segundo plano por intereses económicos.
El daño que podríamos ocasionarles a los bosques con la tala abusiva, como ocurre con la gran Amazonas, es como arremeter contra nosotros mismos, nuestra propia especie y la calidad futura del aire y la tierra que próximas generaciones tocarán.
La deforestación afecta la calidad de los suelos, y por tanto a la agricultura y todo el sistema de alimentación, también incide de forma directa y negativa en la regulación del clima, por ello en las zonas más desérticas se vive crudamente los efectos de la sequía.
De acuerdo con un estudio publicado en la Journal of Sustainable Forestry, los científicos creen que alrededor del 78 por ciento de los bosques primarios ya hayan sido destruidos por el propio hombre, y el otro 22 esté siendo agredido por la extracción de la madera.
Son los bosques tan puros para nuestras vidas, que incluso los malgaches los consideran entes sagrados donde descansan sus espíritus ancestrales. Son muchas las culturas que los asocian con poderes divinos y no por gusto aún permanecen estos significados religiosos.
A los bosques como templos divinos, ha de quererlos, apreciarlos, atenderlos y preservarlos. A los bosques como a la vida, ha de contemplarlos y desmaterializarlos, porque entre ellos conforman una línea tan maravillosa como tan frágil, capaz de brillar u oscurecer para siempre.