Nueva Gerona, 27 ago (ACN) Los más de 83 mil habitantes de Isla de la Juventud se mantienen atentos y alertas ante la inminencia de Ida, tormenta tropical que en el momento de este despacho se localizaba a unos 170 kilómetros de Punta del Este.
Precisamente, por las inmediaciones de ese punto de la geografía cubana penetró -hace 13 años, el 30 de agosto de 2008- el huracán Gustav, con categoría cuatro en la escala Saffir Simpsom, para dejar en la memoria de los locales un desolador panorama, con serios daños en la agricultura y la vivienda, fundamentalmente.
Desde 1791, 11 huracanes intensos (categorías III y IV en la escala Saffir-Simpson) afectaron Isla Juventud, de ellos, ocho corresponden al mes de octubre y uno a agosto, septiembre y noviembre, respectivamente.
Antes de que las bandas de alimentación del noveno organismo tropical de la actual temporada ciclónica comiencen a azotar el territorio, el Consejo de Defensa Municipal encabezado por Zunilda García Garcés recorre La Reforma y Julio Antonio Mella, comunidades rurales, donde bien se recuerda a Gustav, y en la trayectoria de Ida.
En esos enclaves -con parte de su fondo habitacional en regular y mal estado-, las autoridades indicaron al Consejo de Defensa de Zona priorizar la protección de las personas en condiciones de vulnerabilidad en casas de vecinos, amigos o familiares, a tenor la baja prevalencia de la COVID-19 en el municipio.
Mantener activos los sistemas de comunicación convencionales y alternativos fueron otras de las orientaciones, así como prever en la propia zona un punto de evacuación, a fin de reducir riesgos y minimizar vulnerabilidades.
Hasta la fecha, agosto registra una lámina de precipitaciones de 208 milímetros (mm), el 107,4 por ciento por encima de la media histórica (193 mm) para el octavo mes, considerado este año el más lluvioso, por tanto, los suelos están saturados, condición de riesgo ante la proximidad del meteoro.
En la fase de alarma ciclónica, especialistas de Recursos Hidráulicos mantienen estricto monitoreo a las presas, al 71 por ciento de su capacidad total de llenado, por la posibilidad de que se sumen tres a los seis embalses que alivian aguas, por estar por encima de la capacidad total de llenado.
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Si bien estas fuentes superficiales son estructuras seguras, se vigila El Abra, porque puede provocar inundaciones en la carretera Siguanea (de interés nacional), cuyas aguas alivian sobre Casas II, presa aguas arriba de un asentamiento poblacional.
Zunilda García Garcés, presidenta del CDM, insistió en el reforzamiento de las medidas de seguridad para que las personas no salgan a pescar a los aliviaderos y quienes viven en facilidades temporales (casetas de madera y techo de teja infinita), afectados por anteriores eventos meteorológicos se protejan en casas seguras.
Enfatizó la necesidad de preservar los bienes de la economía, a tenor del actual contexto clínico-epidemiológico de Cuba a causa de la COVID-19.
