Varias fotos en las redes sociales levantaron las alarmas. “Han hecho una tala indiscriminada en el Paseo del Prado en La Habana”, decían. Los vecinos y quienes encuentran en el parque una zona de descanso y esparcimiento se quejaban –se quejan– de la poca sombra ante la disminución de los árboles.
“Lo que ha sucedido, y son las fotos que circulan por las redes, es que con el paso del huracán Ian se cayeron árboles en el Prado, entre ellos dos que eran muy adultos y hubo que talarlos para poder sacarlos de allí”, señaló a Cubadebate, Mariela Mulet Hernández, jefa de la Unidad Inversionista Prado de la Oficina del Historiador de La Habana.
“Puedo garantizar que en ningún caso se han talado indiscriminadamente árboles en buen estado. Unido a eso, el arbolado allí también se daña constantemente, sabíamos que nos faltaban árboles por reponer desde antes y por eso la necesidad de hacerlo y sustituirlos cada cierto tiempo”, destacó.
Si bien es cierto que muchos de estos ejemplares del Prado capitalino hoy no existen, desde comienzos de año inició allí un proceso de restauración mayor, que tiene en el arbolado una de las áreas priorizadas.
El proyecto, encabezado por la Unidad Inversionista Prado de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC), tiene como propósito restaurar el piso de granito, los muros, bancos, farolas, el sistema eléctrico del Paseo y el arbolado. Con ese fin trabajan de conjunto trabajadores privados e instituciones estatales.
¿Por qué sustituir los árboles del Prado? ¿De qué manera se realizará el proceso para que no afecte la imagen del lugar? ¿A qué se debe la demora en la siembra de los ejemplares que hoy faltan allí?
De acuerdo con Alejandro Palmarola Bejerano, especialista en flora del Jardín Botánico “Quinta de los Molinos”, la incidencia de huracanes, la intrusión salina, el mal manejo o incluso la falta de manejo por períodos y, sobre todo, la avanzada edad de estos ejemplares en el Prado, han generado numerosos conflictos con otras redes técnicas y el deterioro en el piso de terrazo.
“Muchos árboles ya hoy no existen y eso genera huecos en la alineación, otros estaban muy enfermos y por último, el huracán Ian derribó muchos más. Es el momento de eliminar ramas enfermas, troncos secos y tocones, restaurar el piso de granito y los alcorques (hoyos en el suelo para plantar los árboles alineados) para luego plantar nuevos ejemplares. Aunque demorado, hasta el momento el proceso va según los pasos técnicos necesarios”.
En ese sentido, la Oficina del Historiador de la Ciudad junto a un equipo del Jardín Botánico Nacional han evaluado las especies más adecuadas para el Prado.
“Se ha segmentado según las condiciones de cada tramo y se ha tratado de priorizar especies nativas que generen el mismo efecto visual de túnel o catedral verde”, informó el también presidente de la Asociación Latinoamericana de Botánica.
¿Qué refleja el estudio científico sobre el arbolado en el Paseo?
Mariela Mulet Hernández, jefa de la Unidad Inversionista Prado de la Oficina del Historiador de La Habana, recordó la intervención que se realizó en el Paseo del Prado en 2016 cuando quitaron los tocones e hicieron muros de contención para evitar que las raíces salieran y dañaran el pavimento. La Oficina –dijo– trabajó entonces con un estudio del Instituto de Investigaciones Forestales, cuestión que ahora retoma con especialistas del Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal (INISAV).
“Existía la incertidumbre de si estaban enfermos o no las especies de Ficus del Prado; para saber cómo sería el tratamiento del arbolado allí, teníamos que hacer un estudio y determinar si eso era cierto o no. Por suerte, el estudio ha arrojado que no es así”, señaló Mulet Hernández.
Si bien el estudio científico del INISAV aún no es conclusivo, se ha demostrado que existen hongos y bacterias en el arbolado del Prado, sin embargo, ello no constituye la mayor amenaza.
Los principales problemas en ese sentido radican en árboles con ramas secas y enfermas por falta de podas, otros muy adultos, pudrición por podas deficientes, así como la fuerte cortina de viento por todo el Prado, fundamentalmente desde las calles Colón hacia abajo en dirección al Malecón, lo que también daña la copa de los árboles.
A ello se le suma –comentó Mulet Hernández– la acción del salitre, las penetraciones del mar que contaminan la tierra y la salinizan, y el paso de los ciclones. En ese sentido, hoy es necesario sustituir allí un total de 21 árboles adultos o muy adultos.
Aunque el proceso de restauración inició hace ya un tiempo, va lento el tema del arbolado. ¿Por qué?
“Debemos comenzar la próxima semana. La demora ha sido porque estamos esperando por un equipo que se utilizará para destoconar. O sea, lo primero es quitar los tocones y sembrar los Ficus que están faltando ahora mismo. Realmente es deprimente cómo se ve el Prado hoy con la ausencia de algunos árboles, sobre todo de la calle Colón a San Lázaro.
“Luego, cuando logremos cambiar la imagen del Prado, de manera alternada se irán sustituyendo donde no se note mucho que quitamos un árbol para sembrar otro. O sea, nunca vamos a quitar un Ficus para sembrar otro muy pequeño, tratamos que sean de un tamaño adecuado. Eso es un proceso que lleva tiempo porque no es que ahora vamos a quitar todos los árboles allí”, señaló la ingeniera e inversionista de la OHC.
En ese sentido, Alejandro Palmarola subrayó que los árboles, como organismos vivos, tienen una esperanza de vida limitada, más dentro de una ciudad:
“No podemos quitar los árboles del Prado para siempre, eso sería un sacrilegio, pero hay que sustituirlos eventualmente para que el Prado siempre se vea con ese efecto de catedral verde”.
Por otro lado, Mariela Mulet insistió en la necesidad de contratar una brigada para monitorear el tema del arbolado en el Prado, que se hagan podas controladas y que se hagan bien. “Estamos obligados a buscar guardaparques y exigirlo a Servicios Comunales que son quienes se encargan de los parques en la ciudad”, agregó.
Para Palmarola, ello pasa por elevar una cultura de ciudad verde que nos concierne a todos: “El Prado de La Habana, con ese ‘túnel’ de árboles que recuerda los techos abovedados de una catedral, es parte del patrimonio de nuestra capital”.