En Cuba los meses de verano, sobre todo durante las vacaciones de julio y agosto, se juntan el calor intenso con una de las más sanas y cotidianas formas de recreación para una isla tropical: las playas.
En ese mismo período suele llover bastante por las tardes producto del calentamiento del día. En unas zonas más que en otras, se trata de un proceso natural que carga la atmósfera con vapor y luego, con buena fortuna, llega la ocurrencia de chubascos, que refrescan las temperaturas elevadas. Pero con la lluvia pueden también llegar las tormentas eléctricas. Hoy hablaremos de los rayos asociados, qué son, cuáles son sus consecuencias, y qué podemos hacer para protegernos, si estamos al aire libre, ya sea en el mar o en cualquier espacio abierto, como un terreno de pelota.
Dicho rápido: los rayos son chispas que se generan por las cargas positivas y negativas contenidas en las nubes, concentran gran cantidad de energía, se forman de forma natural y no existe manera de evitarlos.
Según publica el sitio https://www.insst.es, «en el planeta coexisten simultáneamente unas dos mil tormentas y cerca de cien rayos descargan sobre la tierra cada segundo. En total, esto representa unas cuatro mil tormentas diarias y nueve millones de descargas atmosféricas cada día».
Además, expertos indican que mientras más alta sea la temperatura, más fuerte será la borrasca y más intensa su actividad eléctrica, es decir, más potentes sus rayos. Para tener idea, uno solo puede aportar millones de voltios y miles de amperes, y contener una temperatura aproximada a los 30 mil grados Celsius. ¡Imagínese cuánto puede sufrir un cuerpo si es alcanzado por uno!
El cuerpo humano puede conducir la electricidad con mucha facilidad. Lo primero que debemos saber es que cualquier persona puede ser víctima de un rayo, pero generalmente suelen ser niños, jóvenes y adultos que permanecen fuera, ya sea por recreación, por labores de construcción o en el campo.
Las lesiones pueden ser de diversas categorías, y la más fulminante es por descarga eléctrica directa. También puede ser indirecta porque la víctima se encuentre en contacto con una superficie que la reciba, o por rebote, o porque se traslade a través del suelo, el aire o el mar.
Pocas personas sobreviven. Recibir tal carga puede matar de inmediato; de hecho, en Cuba, de acuerdo con el Instituto de Geofísica y Astronomía (IGA), es la primera causa de muerte por fenómenos naturales, y lo más usual es que ocasione un ataque cardiaco o respiratorio.
Es importante saber que el impacto colateral del rayo puede alcanzar un objetivo ubicado en un radio de hasta cien metros, y puede electrocutarlo, así como provocarle síndromes neurológicos, a veces transitorios; quemaduras en la piel; afectaciones en músculos, nervios, oídos y ojos; discapacidades continuas; convulsiones y pérdida de memoria. Otras consecuencias están relacionadas con traumatismos que se sufren cuando el afectado cae al suelo por la onda expansiva. Algunas lesiones pueden tener la apariencia de leves, pero aun así, pueden ser graves sus consecuencias en corazón y cerebro.
Fotografía tomada de Internet
Muchas veces las tormentas eléctricas son impredecibles. El cielo puede estar muy despejado y a media tarde se empieza a cerrar para llover, y de repente, ya está ahí; este comportamiento es típico del verano, extensivo a los meses de mayo a octubre. Sin embargo, los meteorólogos siempre alertan sobre la probabilidad. Si el pronóstico es positivo, valore cambiar de planes o tenga previsto dónde resguardarse.
El peligro potencial de la playa es que suele ser llana, con mucha área despejada, y, por supuesto, está el valor añadido del agua. Lo que sucede con una tormenta en ese contexto es que los rayos que descargan al mar, una vez que hacen contacto, expanden su electricidad de modo horizontal, y, como el agua es buena conductora, pueden alcanzar perfectamente a los bañistas en un área amplia. Otro asunto es que en la playa se suele andar en grupo, y, por tanto, la descarga puede llegar a varios a la vez; en ese caso, se deben separar, mínimo, con un metro de distancia entre una persona y otra.
Evite ser el punto más alto de la zona. Si le da tiempo, para minimizar que un rayo le alcance en la intemperie en medio de una tormenta, lo más seguro es dirigirse de inmediato a alguna instalación, no quedarse bajo árboles, evitar lugares abiertos y pasar cerca de postes. Si, de todas formas, es imposible porque todo queda lejos y la tempestad ya llegó, es mejor mantenerse agachado con la cabeza sobre las rodillas y protegerse los oídos con las manos.
No obstante, también bajo techo hay que cumplir algunas recomendaciones para garantizar estar totalmente a salvo. Primero, tener cerradas puertas y ventanas; no tocar nada metálico ni equipos eléctricos que estén conectados a la corriente; alejarse de tuberías y del agua, es decir, no ducharse, lavar ni fregar platos. Es preferible quedarse quieto, ninguna tormenta durará para siempre, así que, si es posible, acuéstese en la cama y espere, o siéntese con los pies apoyados en otro asiento, si es de madera o plástico, mejor.
Pero, si a pesar de las sugerencias, siente indicios de electricidad en el cuerpo como hormigueo, o piel y cabello erizados, esto quiere decir que el rayo anda cerca, es inminente, y rápido hay que buscar la postura aconsejada arriba: acuclillado.
El refugio más adecuado es al interior de una instalación con paredes y techo que pueda permanecer cerrada para evitar las corrientes de aire, no aplica un lugar con cubierta ligera o abierta como un car porch o balcón.
Si se encuentra en un auto, cierre las puertas, suba las ventanas y apague el motor; intente quedarse tranquilo sin tocar la estructura metálica.
Para saber cuán cerca estará del área de descargas, un cálculo que se puede hacer es la Regla 30-30 que, en resumen, sugiere riesgo si se cuentan 30 segundos o menos desde que se ve la luz del relámpago hasta que se escucha el trueno.
Fundamental: todo esto puede suceder, incluso, si no está lloviendo o cuando creemos que ya terminó el temporal. A menudo, las tormentas pueden empezar en seco, por eso, para mayor seguridad, si escucha truenos, adopte todas las medidas hasta que concluyan, y sepa que solo será seguro después de media hora sin escuchar un estruendo o ver la luz asociada.
Otro aspecto a conocer es que es seguro tocar a la víctima que recibió la descarga eléctrica de un rayo porque su cuerpo no conservará la energía, puede auxiliarlo rápidamente.
En la actualidad, como en la era antigua, los rayos asustan a muchos. Antes les otorgaban poderes sobrenaturales, los asumían como un castigo de los dioses, un escarmiento para los simples mortales. Hoy sabemos de qué se trata y podemos evitar que nos dañen.
Así que, ya sabe: el agua conduce la electricidad perfectamente, por eso las playas saltan las alarmas durante las tormentas eléctricas. Sabiendo que es una de las opciones más comunes en esta época de verano, desde CubaSí sugerimos que esté atento al pronóstico meteorológico, y que, no obstante, si le sorprende un aguacero, o escucha un trueno, ve un relámpago, o de imprevisto el cielo se oscurece y amenaza con llover, abandone el agua y busque cobijo hasta que pase, porque estar en mar abierto es especialmente peligroso, todavía más si se permanece en embarcación, ya sea catamarán, bote, bicicleta acuática, u otras. Esos medios no ofrecen ninguna seguridad, lo mejor es volver a tierra de inmediato.
El llamado que hacemos es a la responsabilidad porque si con electricidad no se juega, con las tormentas, tampoco. Recuerde siempre vigilar a los niños y guarecer a las mascotas.