Berlín, 17 jun. - Movilizar a todas las generaciones para apoyar la gestión sostenible de la tierra es el tema central del Día de la Desertificación y la Sequía que se celebra hoy en medio del esfuerzo mundial para combatir ese flagelo.
Organizado a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo en Bonn, agentes de todo el mundo se reúnen bajo el lema «Unidos por la tierra: nuestro legado. Nuestro futuro».
Este año coincide con el aniversario 30 de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, el único acuerdo global dedicado a la gestión sostenible de la tierra ratificado por 196 países y la Unión Europea.
Declarada oficialmente por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1994, la fecha tiene como objetivos promover la conciencia pública sobre las cuestiones relacionadas con la desertificación, la degradación de la tierra y la sequía.
La desertificación es el resultado de una permanente degradación de los suelos, ocasionado por una constante desforestación de los bosques, la salinización, la falta de agua y una sobreexplotación de los acuíferos, que por lo general es producida por la actividad económica del hombre.
El secretario ejecutivo de la Convención, Ibrahim Thiaw, alertó que para 2050, 10 mil millones de personas dependerán de este recurso vital y sin embargo cada segundo se pierde un área equivalente a cuatro campos de fútbol por la degradación de la tierra.
Ante el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o la crisis alimentaria, la calidad del suelo desempeña un papel central para enfrentar a dichos desafíos globales.
La degradación afecta hasta el 40 por ciento de la tierra del mundo y casi la mitad de la población mundial, y los costos más altos los soportan quienes menos pueden permitírselo: comunidades indígenas, hogares rurales, pequeños agricultores y, especialmente, jóvenes y mujeres.