Amor en las redes

Las redes sociales han cambiado la historia de los enamoramientos; bueno, la historia por escribir, como han revolucionado muchos aspectos de la vida en este siglo. Claro que el amor, esa fuerza vital, no se iba a quedar fuera.

Entras a Facebook y te pregunta ¿qué estás pensando? El Twitter te interroga ¿qué está pasando? Y tú respondes por escrito, adjuntas fotos o videos, emoticones para el estado de ánimo y hashtag que te ayudan a conectar con otros que piensan o pasan cosas similares. En ese contexto, pareciera que no es imprescindible contactar cara a cara con una persona para conocerla y, muchos son testigos, Cupido también se aprovecha de eso.

Una encuesta de las revistas Shape y Men'sFitness de hace unos años relacionó la sexualidad con el uso de Internet y los teléfonos celulares, concluyendo que el ochenta por ciento de las mujeres y casi el sesenta por ciento de los hombres encuestados piensan que el uso de redes sociales lleva a practicar sexo antes. Incluso, cerca de un cincuenta por ciento de las personas que participaron aseguraron haber conseguido citas a través del Messenger.

Podría uno festejar entonces a las redes sociales como una herramienta para enamorar y poner piedras y terraplenes para encontrar pareja, sin embargo, no son tan sanas, a veces también llevan a descompadrar, y de eso tendrá usted quizás algún ejemplo. Yo conozco algunos muy cercanos, pero un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en México, se dio a la tarea de averiguar y asegura que aproximadamente el treinta por ciento de los usuarios de Facebook ha tenido problemas con sus parejas por mensajes o contactos con algunas personas, y por el hecho de que uno de los cónyuges le dedique demasiado tiempo a esta actividad. Igualmente, una investigación de la Academia Americana de Abogados Matrimoniales dio a conocer que, en Estados Unidos, uno de cada cinco matrimonios se disuelve a causa de esta red social.

¿Y entonces? Confieso que tengo argumentos personales a favor y en contra. Así que, a los lectores adictos a las redes (como yo) solo me queda aconsejarles mucha cautela y echar mano a la salomónica frase de Reynaldo Taladrid: “saque usted sus propias conclusiones”, porque las redes sociales son, cada día más, un “pasaje a lo desconocido”, aunque simulen todo lo contrario.