Baracoa, Cuba, 7 ene (PL) Con un inicio de año muy alentador para el turismo cubano, viajeros de todo el mundo tienen mucho que ver con una escultura sumamente particular en la oriental ciudad de Baracoa, la del Pelú.
Baracoa, la más al Este urbe de Cuba, la Primada, como se le conoce, fue la primera villa fundada por los españoles en la isla en 1511 y tiene mucho que aportar al turismo que está en alza en esta isla caribeña.
Entre sus valores añadidos se encuentran las leyendas y tradiciones como el caso de la relacionada con El Pelú, un español que tiene su escultura en uno de sus paseos principales de la villa.
Por el año 1893 llegó a Baracoa un misterioso personaje nombrado Vicente Rodríguez, procedente de Poza, provincia de la Coruña en España.
Algunas narraciones lo señalan como un rico comerciante que tuvo gran fortuna en Santiago de Cuba. Por esos días era tratado como un gran señor y su inteligencia inspiraba respeto.
Cuando este periodista llegó a la ciudad, encontró que tal leyenda, más bien realidad, constituye una especie de orgullo cultural entre muchas personas, sobre todo los guías de turismo, por enriquecer las tradiciones del lugar.
Un buen día, relatan los lugareños, Vicente se marchó, pero nadie supo a dónde. Algún tiempo después regresó a Baracoa, exactamente en el año 1896, pero su aspecto ya no era el mismo. El hombre llegó despojado de toda fortuna y envuelto en la más cruda miseria.
Exhibía el pelo desaliñado, una barba rizada muy revuelta y ropas en harapos. Dicen que enloqueció completamente y caminaba descalzo y con los pantalones remangados.
Nunca fue agresivo con nadie, pero al verlo deambular solo por las noches, las personas comenzaron a temerle y a esgrimir fábulas tenebrosas sobre la presencia de aquel hombre, al que llamaron el Pelú de Baracoa o El misterioso.
Algunos lo humillaron, incluso fue apedreado varias veces y luego de protestas, el Ayuntamiento decidió expulsarlo para siempre de la localidad. El día de su partida, el Pelú de Baracoa, maldijo al lugar.
La leyenda, ya centenaria, continúa intacta en la memoria popular. Y ello motivó a levantar una escultura del personaje con la que todos los peregrinos tienen que ver, y hasta retratarse a su lado.
Entre sus valores añadidos se encuentran las leyendas y tradiciones como el caso de la relacionada con El Pelú, un español que tiene su escultura en uno de sus paseos principales de la villa.
Por el año 1893 llegó a Baracoa un misterioso personaje nombrado Vicente Rodríguez, procedente de Poza, provincia de la Coruña en España.
Algunas narraciones lo señalan como un rico comerciante que tuvo gran fortuna en Santiago de Cuba. Por esos días era tratado como un gran señor y su inteligencia inspiraba respeto.
Cuando este periodista llegó a la ciudad, encontró que tal leyenda, más bien realidad, constituye una especie de orgullo cultural entre muchas personas, sobre todo los guías de turismo, por enriquecer las tradiciones del lugar.
Un buen día, relatan los lugareños, Vicente se marchó, pero nadie supo a dónde. Algún tiempo después regresó a Baracoa, exactamente en el año 1896, pero su aspecto ya no era el mismo. El hombre llegó despojado de toda fortuna y envuelto en la más cruda miseria.
Exhibía el pelo desaliñado, una barba rizada muy revuelta y ropas en harapos. Dicen que enloqueció completamente y caminaba descalzo y con los pantalones remangados.
Nunca fue agresivo con nadie, pero al verlo deambular solo por las noches, las personas comenzaron a temerle y a esgrimir fábulas tenebrosas sobre la presencia de aquel hombre, al que llamaron el Pelú de Baracoa o El misterioso.
Algunos lo humillaron, incluso fue apedreado varias veces y luego de protestas, el Ayuntamiento decidió expulsarlo para siempre de la localidad. El día de su partida, el Pelú de Baracoa, maldijo al lugar.
La leyenda, ya centenaria, continúa intacta en la memoria popular. Y ello motivó a levantar una escultura del personaje con la que todos los peregrinos tienen que ver, y hasta retratarse a su lado.