Mientras Gerardo hablaba, -como el habla: muy “campechano”, claro y ocurrente, un señor que pasaba por la acera frente a la sede de los CDR detuvo su marcha. No pidió pasar al lugar, no llamó la atención para que los lentes y las cámaras lo enfocaran, pero incluso a distancia y con un nasobuco de por medio, se le veía asentar con la cabeza y al final, vitorear.
Vuelvo mi vista y oídos a lo que está sucediendo al interior del patio. El Héroe cuenta que temprano en la mañana, una doctora del Ramón González Coro, que se llama Belinda Ramírez (nieta de Pepe Ramírez), se había acercado porque ella y su familia querían donar un libro que atesoraban, el cual contiene el acta de fundación del CDR de su cuadra en 1961, los nombres de los cederistas, de los presidentes, anotaciones de hechos que ocurrían como dos pistolas y una granada que habían encontrado.
En aquella amena conversación, porque en eso se convierten los discursos de Gerardo, no faltó el saludo a los que aunque quisieran, no podían estar por razones ajenas a su voluntad, un saludo especial a Gloria Aguilera, una anciana de 103 años, fundadora de los Comité, que no pudo venir por la situación de la pandemia y las limitaciones propias de la edad, pero que “sí está lo suficientemente clara como para mandar sus saludos a nuestra organización” con una amiga.
Minutos antes, por el micrófono había pasado el escultor Andrés González, creador del Martí en piedra que ahora bendice a los que llegan o pasan cerca de la casa grande de los cederistas cubanos. Una obra que seguramente en el mercado costaría mucho dinero, pero que él obsequió genuinamente: “Con toda mi alma a una organización, a un comité que el Comandante creó para la defensa de la Revolución”.
Se sintieron sinceras sus palabras y también la emoción que le iluminaba el rostro mientras evocaba su encuentro con el líder revolucionario, cuando la inauguración del Martí de la Tribuna Antimperialista, creación suya también. Fidel le había pedido que hablara.
“Después de mis palabras, veo que el Comandante se acerca, entonces yo le voy a dar la mano y me dice: ¡Dame un abrazo, chico! En ese abrazo, casi al oído, me habla: Te costó más trabajo hacer el monumento que hablar, ¿verdad? Eso fue para mí el mayor premio que he recibido en mi vida”.
Las flores que acompañan a ese Apóstol vigilante del Comité, las sembró con sus propias manos, Alejandro Palmarola, presidente de la Asociación Botánica de Cuba. Aseguró que en unos días ya estarían muy vivas para honrar al Maestro.
No paran las sorpresas. En medio del encuentro con ex-cuadros de los Comité, ¡un asalto!!dos asaltos! Los trabajadores de la empresa Cubiza que llegan para felicitar a la tropa de Gerardo. Al rato, la algarabía al fondo del patio, llueven los ¡Viva! Unos jóvenes y otros no tanto que llegan en bicicleta a lo mismo.
Y así no faltan las muestras de respeto y apoyo a la organización de la familia cubana. Asegura su coordinador nacional que “esos son los CDR también, y la pasión y el cariño que sientes muchos compatriotas, la gran mayoría de los cubanos por nuestra organización”.
Aunque queda mucho trabajo que hacer, afirma Carlos Rafael Miranda, quien dirigió la organización antes de Gerardo y ocupó responsabilidades en los CDR durante casi 40 años, que la organización está viviendo un momento estelar con Gerardo al frente.
“Y no es lo que está viviendo ahora, sino lo que va a vivir hacia el futuro porque eso en lo que está enfocado Gerardo: ¿cuáles son los CDR que necesita Cuba hoy, los CDR que necesita Cuba hacia el futuro?; eso dará buenos resultados. Yo creo que nadie mejor que Gerardo puede conducir la organización en estos momentos. Primero, la vivencia de ser de ahí, de la Güinera, una gente de barrio. Y segundo, haber cumplido una tarea tan importante en la defensa de nuestra Revolución y que la comunidad hubiese luchado por él. Eso un poco dignifica lo que hicieron las madres cubanas, las esposas, lo que hizo el pueblo de Cuba por su regreso.
Cuando me lo dijeron, ¡feliz! Imagínate, yo hice parte de mi vida en los CDR, realmente tengo un cariño y un apego por esta organización tremendos, es mi vida. Además, porque me tocó dirigir los Comité en la época de la batalla por los Cinco, tuve el privilegio de compartir con sus familiares cercanos. Y precisamente entregarle mi responsabilidad a uno de Los Cinco... Yo creo que la dirección de la Revolución no se equivocó en ponerlo a él al mando.
En un momento en que hay quienes cuestionan el trabajo de la organización y hasta no la creen necesaria en el desarrollo de la Cuba actual, el doctor Juan José Rabilero, coordinador nacional de los CDR durante más de 9 años piensa todo lo contrario: “Yo veo hoy, cada vez más necesarios los Comité”, por la valía y vigencia de sus objetivos fundacionales, especialmente el vínculo con el pueblo, preocupación constante del Comandante.
“Me acuerdo de aquellas reuniones que él daba en el Palacio de las Convenciones para resolver la situación energética del país, a veces a altas horas de la noche. Fidel insistía mucho en las necesidades de la gente, en especial de la mujer cubana. Tuvo el detalle, incluso, de presentar las propuestas de las ollas eléctricas, para decidir cuáles eran las más eficiente en cuanto a cocción y esas características. Creó el Programa de los Trabajadores Sociales y se apoyó en ellos para llegarle a las problemáticas sociales: la desnutrición, el desempleo, la corrupción, la incultura...
En ese tiempo impulsó el desarrollo de la agricultura urbana, igual que ahora Gerardo le ha dado mucha continuidad a este aspecto en cada comunidad. Fidel pensaba constantemente en cómo beneficiar al pueblo, tanto así que en el acto del 50 aniversario de la organización, que fue el último acto público de nuestro Comandante, él volvió a reiterar las misiones de los CDR, sobre todo el vínculo con el pueblo y defender la Revolución”.
Al igual que el doctor Rabilero, Jorge Lezcano Pérez, coordinador de los CDR desde 1973 hasta 1980, cree en la eternidad de la organización porque “Fidel logró un vínculo indestructible con el pueblo que hizo que la Revolución llegara hasta aquí y él sigue guiándonos”. La evocación de momentos gloriosos de la organización junto Fidel, le devuelven vida a sus ojos.
“Una época muy bonita, de muchas cosas que hacer. Era la etapa de la institucionalización del país: primer congreso del partido, de los CDR, primeras elecciones para elegir a los delegados del Poder Popular, la Constitución de la República, entonces era una etapa de constante movilización y participación de las masas en el cumplimiento de las tareas estratégicas.
Fidel era un padre para la gente. A Fidel todo el pueblo lo quería como su familia. Yo lo sentía como mi padre, más que lo que él es, -es en vida y lo que sigue siendo-. Educaba, enseñaba, estimulaba, te reprendía cuando tenía que hacerlo, pero que te regañaba con dulzura y le dolía hacerlo. Muy cercano al pueblo. Disfrutaba extraordinariamente en los 28 de septiembre la preparación de la caldosa que se hacía a nivel del barrio y de las cuadras. En algunas oportunidades yo recorrí con él esos lugares y él disfrutaba hablando con la gente, el cariño de la gente, probando la caldosa porque la probaba”.
Hablando de caldosa, dice Juan Contino Aslam, quien dirigió la organización de masas quizás en la etapa más difícil del país, de 1994 al 2002, que si en ese tiempo se hacía la caldosa y la organización sobrevivió, ahora, claro que es posible revitalizarla porque ella se creó para agrupar los buenos sentimientos de amor al barrio y eso hay que lograrlo, -entre todos-, como la caldosa del Período especial.
“Imagínate las limitaciones materiales que había en aquel Período Especial, pero la solidaridad entre la gente... Yo recuerdo que uno ponía un pedacito de yuca, el otro un boniato, entonces se convertía la caldosa en un ritual amistoso, en un encuentro familiar. El gobierno tal vez facilitaba una cabeza de puerco, un modulito alimenticio de algo, pero lo que distinguía, lo singular y lo bello era la participación de la gente.
Históricamente los CDR han hecho lo que en cada etapa ha correspondido hacer. Ahora hay que adaptar el trabajo de la organización a la situación actual. Está muy bien esa idea de "Cultiva tu pedacito", porque no es la solución decisoria, pero sí ayuda a la familia cubana. Algo a tener en cuenta y en lo que Fidel insistió siempre fue que la organización no excluyera a nadie, sino que se fueran excluyendo los que querían.
Fidel no está físicamente, pero tiene que estar presente en lo que hagamos porque somos la organización de la familia. A propósito, recuerdo un gesto muy bonito de su parte en 1997, cuando vino a la sede porque había familias alquilando las viviendas y eso no tenía respaldo legal. Era algo que en aquella época era difícil de entender por algunas personas, pero él se esmeró en explicar y finalmente se aprobó. Que el presidente de un país venga a una organización de masas, a consultarle un decreto ley que tiene que ver con la familia, es en verdad un gesto muy bonito. Fidel terminó diciendo que él había percibido que en los CDR desde siempre se cumplía el deber con placer”.
Gerardo no habla de logros en este primer año frente a la organización, sino de “la tremenda tarea que tenemos por delante”. Saben muy bien lo que quieren hacer: salir de las oficinas e involucrarse más en las comunidades. Pero desgraciadamente la pandemia les impide hacer mucho de lo que desean.
“Una organización de masas no se dirige desde una oficina, hay que dirigirla ahí, en contacto con las masas, conversando, escuchando y aprendiendo de las masas, porque quién va a saber mejor del CDR que los que están allí luchando todos los días con los problemas que hay en el barrio. La pandemia nos ha impedido mucho este contacto, aún así estamos haciendo lo posible y estamos "locos" por ganar esta batalla contra el coronavirus, -que la vamos a ganar-, para poder volcarnos por completo hacia las comunidades y dedicarle todo el tiempo que merecen nuestra gente y nuestros barrios.
Le decimos de todo corazón que haremos el mayor esfuerzo para que nuestra organización continúe adelante y sobre todo para saber qué CDR son los que necesitamos, que CDR es el que necesita el cubano en su cuadra. Porque la defensa de la Revolución desde nuestros barrios y comunidades es el objetivo fundacional de la organización, que se mantiene. Pero qué significa defender la Revolución hoy. Cuba no es la misma, el mundo no es el mismo.
Los vecinos deben sentir que el CDR les es útil para algo, que los representa. Eso ciertamente se ha perdido en algunos lugares y estamos tratando de recuperarlo, pero necesitamos hacerlo entre todos. Porque la gente te dice: los CDR no funcionan. Y quien te dice eso es probablemente es cederista. Entonces si tú CDR no funciona, ¿qué tú vas a hacer para hacerlo funcionar, más allá de criticar? ¿Tú quieres ser presidente del CDR, tú quieres ponerlo a funcionar, tú quieres hacer algo? Es fácil decir mi CDR no funciona, lo difícil es decir vamos a ponernos juntos, vamos a unir a los vecinos, vamos a organizarnos y hacer que los CDR funcionen”.
Quizás ahora, como nunca antes, el Héroe ha sentido más de cerca el afecto del pueblo que tanto reclamó su regreso a la Patria, y servirle desde los Comité es probablemente, la mejor manera que tiene para retribuir ese cariño que ha perdurado en el tiempo y que lo sorprende en donde menos imagina.
“Hace unos días estuvimos en Matanzas en un encuentro con productores del programa Cultiva tu pedacito de los CDR, pero allí había una señora de 97 años que estaba esperando a que yo terminara para saludarme y enseñarme todas las cartas que habíamos intercambiado desde prisión, con unas décimas preciosas que ella escribe. Si algo he aprendido en este poco tiempo trabajando en los CDR, es que el que trabaja en los CDR, se queda en los CDR, y los CDR en él. Y yo tengo una deuda de gratitud muy grande con mi pueblo”.