Producto del siniestro perdieron la vida 57 cubanos, la mayoría jóvenes integrantes del equipo de esgrima que regresaba del campeonato Centroamericano y del Caribe de Caracas, así como cinco ciudadanos de la República Popular Democrática de Corea y 11 guyaneses que viajaban a la isla para estudiar medicina.
De acuerdo con investigaciones, el crimen fue orquestado en Venezuela por los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, quienes emplearon a los venezolanos Hernán Ricardo y Freddy Lugo para la colocación de las bombas dentro del avión.
Ricardo y Lugo fueron sentenciados a 20 años de prisión, mientras Bosch tras un breve periodo detenido quedó absuelto por tecnicismos y Posada Carriles estuvo encarcelado, pero logró huir con el apoyo de los guardias del establecimiento penitenciario.
Posteriormente, Posada Carriles y Bosch encontraron refugio en la ciudad norteamericana de Miami, donde continuaron hasta su muerte planificando acciones violentas y de desestabilización contra la nación caribeña.
Cuba estableció en 2010 el 6 de octubre como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, en recordación a los más de tres mil 478 cubanos que han perdido la vida en este tipo de crímenes.