La inauguración este martes de una escultura que demuestra la grandeza y humildad de este hombre paradigma de la sociedad mundial, inmortaliza al estratega cubano con una estatua ubicada en la plaza que lleva su nombre desde el 2017 en el distrito de Sókol de Moscú.
El monumento hecho de bronce tiene una altura de tres metros y fue creado en la capital rusa a lo largo de medio año.
La develación de la obra monumental la realizaron los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Cuba, Miguel Díaz-Canel, quienes coincidieron en que el legado de Fidel Castro tiene plena vigencia, justo cuando se conmemoran seis años de su muerte.
El jefe de Estado de la nación euroasiática lo catalogó como un “destacado estadista y político, fundador del Estado cubano moderno».
Asimismo, recordó que toda su vida estuvo dedicada a «la lucha abnegada por el triunfo de las ideas del bien, de la paz y de la justicia, por la libertad de los pueblos oprimidos, por la vida digna para la gente común y corriente y la igualdad social».
Putin agregó que Fidel Castro está considerado, con razón, como uno de los líderes más célebres y carismáticos del siglo XX, “una personalidad auténticamente legendaria», enfatizó.
Por su parte, el mandatario cubano agradeció la acción de inmortalizar al líder histórico de la isla caribeña con una obra tan colosal, que a su juicio es la muestra de cómo este gran ser humano unió pueblos que pese a la distancia geográfica y cultural son hermanos hace más de 60 años.
A su vez, Díaz-Canel expresó su respeto a Rusia y a los escultores por la iniciativa de crear un monumento a Fidel Castro y argumentó que la personalidad del líder de la Revolución cubana está estrechamente vinculada a la amistad entre los pueblos y Gobiernos de ambos países.
La escultura inaugurada este 22 de noviembre representa a Fidel Castro sobre una roca en la que se inscribe el mapa de Cuba. La imagen pretende reflejar el heroico camino del hombre que defendió los derechos y las libertades de las personas en su país.
El Ministerio de Defensa de Rusia presentó la iniciativa de crear un monumento al dirigente cubano, apoyado por la Sociedad Histórico-Militar rusa, la cual convocó a un concurso de arte cerrado, donde se presentaron 11 obras y ganó la del escultor Alekséi Chebanenko y del arquitecto Andréi Bely.