Cuba mantiene una política de tolerancia cero a las drogas, por lo que sostiene el combate al tráfico de estupefacientes e impulsa la educación de la población y la prevención como estrategias de enfrentamiento.
De acuerdo con el Coronel Juan Carlos Poey, jefe del órgano especializado antidrogas del Ministerio del Interior, aunque esta nación caribeña no es productora de esas sustancias, su situación geográfica la ubica en un punto intermedio entre los países de origen del narcotráfico (al sur) y el mayor consumidor (Estados Unidos, al norte).
Afirmó que como resultado de operaciones contra narcotraficantes en alta mar, muchas veces son lanzados los alijos que arrastrados por las corrientes marinas llegan a las costas cubanas, fundamentalmente al norte de las provincias de Guantánamo, Holguín, Las Tunas, Camagüey y la cayería norte de Ciego de Ávila (en el oriente).
En la porción occidental de la isla, estos recalos por la costa norte se producen principalmente en la zona del Mariel, provincia de Artemisa, y por la sur en Pinar del Río, el municipio especial Isla de la Juventud y la Ciénaga de Zapata, en Matanzas, detalló el oficial al programa Hacemos Cuba, de la televisión nacional.
Sin embargo –apuntó- cubanos residentes en el exterior han intentado introducir drogas por las vías marítima y aérea, fundamentalmente en la zona occidental del país, e informó que en 2023 se interceptaron tres operaciones de este tipo.
Detalló que tal actividad afectó el pasado año a varios aeropuertos internacionales de la isla caribeña, a través de envíos de carga no acompañante y paquetería.
Remarcó Poey que Cuba tiene la tecnología y el personal capacitado para detectar la entrada de todo tipo de drogas.
Para el especialista en psiquiatría y salud mental comunitaria, Alejandro García, hay una tendencia a las disminución de las edades de consumo, ahora identificadas entre los 13 y 14 años, y en las mujeres.
Esta –acotó- es una tendencia mundial pero que no se veía en Cuba; así como también al policonsumo (mezcla de distintas sustancias), lo cual complejiza los cuadros clínicos.
El experto con más de 20 años de experiencia en la atención a pacientes adictos a las drogas opinó que hay baja percepción del peligro en las familias, y llamó a estar alertas ante síntomas de intoxicación que suelen aparecer como resultado del consumo.
Por su parte, el viceministro de Educación, Eugenio González, afirmó que las escuelas tienen un protocolo de diagnóstico y caracterización en el que estudiantes y maestros son instruidos para detectar esos casos.
Señaló que la reuniones de padres en esos centros deben ser un espacio para incidir en la comunidad, y las instituciones educativas convertirse en un escenario de identificación de riesgos, aunque –dijo- los casos en las escuelas han sido muy puntuales.