Holguín, 19 feb - Las carencia de materias primas para la producción de medicamentos homeopáticos, sobresalen entre las afectaciones del bloqueo económico y comercial de los Estados Unidos contra Cuba en el sistema de salud en la provincia de Holguín.
Estos compuestos se emplean en el tratamiento de afecciones como artritis, artrosis y dolores lumbares, cefalea migrañosa y benefician a sectores vulnerables de la población cubana, entre ellos adultos mayores y personas con discapacidad físico-motora.
Esperanza Gilling, directora del Centro Provincial de Homeopatía, fundamentó a la ACN que la política genocida de los EE.UU impide la adquisición de las tinturas de belladona y la camomila, imprescindibles para las producciones de esta rama de la medicina natural y tradicional.
Precisó que actualmente la materia prima se obtiene a partir de convenios internacionales o terceros países, lo cual aumenta su costo y provoca demoras en la atención a los pacientes.
Estos compuestos, indicó, no constituyen una cura, pero fortalecen el sistema inmunológico y permiten mayor movilidad en los músculos y el alivio de calambres, mareos y dolor de cabeza, provocados por la edad avanzada o las secuelas de enfermedades neurológicas.
En la isla caribeña existen otros centros dedicados a la atención homeopática en las provincias de La Habana, Villa Clara, Granma y Guantánamo, como parte de la estrategia para el desarrollo de producciones naturales, una de las prioridades del sistema de salud en la mayor de las Antillas.
Blanca Pérez, maestra jubilada y paciente del centro desde hace más de tres años, dijo a la ACN que a causa de su diabetes no puede tomar fármacos industriales, por lo cual la homeopatía ha sido una alternativa de tratamiento para la artritis reumatoide que padece.
Destacó que aunque a veces han faltado las materias primas, debido a las medidas impuestas por el gobierno estadounidense, siempre recibe muy buena atención por parte de los profesionales del centro.
El bloqueo económico, financiero y comercial de los Estados Unidos contra Cuba inició en febrero de 1962 y ha reportado pérdidas en sectores como la educación, la biotecnología, la agricultura, la ciencia, las telecomunicaciones y el transporte.