—¡Qué bueno, a ver si con las vacunas nos libramos ya de este trapo en la cara!
La expresión de júbilo, alivio y confianza, la escuché comentar a dos señoras ayer. Justo este lunes 22 de marzo, un segundo candidato vacunal, Abdala, comenzaba en el oriente del país la III fase de ensayos clínicos; y Soberana 02, el primero de esta nación y toda América Latina en entrar en la última fase del desarrollo clínico, iniciaba también su aplicación en 150 000 voluntarios de la capital, como parte de un ensayo de intervención.
Contar con dos inmunógenos a la delantera de los estudios de eficacia con resultados satisfactorios hasta el momento, y otros tres candidatos en desarrollo clínico es más que un aliciente. Pero, quizá ahora más que nunca todos debemos tener presente que la implementación de una vacuna contra el coronavirus no significa que se deban ignorar, olvidar y dejar atrás el resto de medidas de bioseguridad con demostrada efectividad.
Hay una de ellas que sobresale entre todas: el uso adecuado del nasobuco o mascarilla.
Al mismo tiempo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró qie “aplicarse la vacuna del coronavirus no es una carta blanca para ignorar las medidas de salud como el distanciamiento físico y el lavado de manos”.
Las vacunas existentes en el mundo no han demostrado aún tener un efecto directo sobre la infección
“La vacuna Soberana 02 o las otras vacunas cubanas que tengamos, serán una medida más en la intención de prevenir y proteger a nuestro pueblo”, afirmó a Cubadebate la doctora María Eugenia Toledo Romaní, investigadora principal del ensayo clínico fase III, Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”.
De acuerdo con la experta, ninguna de las vacunas existentes ha demostrado que tiene un efecto directo sobre la infección. “La intención de la vacunación es proteger contra la enfermedad sintomática. Por tanto, la inmunización tiene que ser una medida más y formar parte de las estrategias de prevención que implemente el país”, sostuvo.
De ahí que insistió, mientras nos estamos vacunando, tenemos que seguir usando todos los medios de protección previstos y después de vacunados también.
“Primero, porque no sabemos si al final vamos a lograr proteger de la infección. En segundo lugar, no es inmediatamente que las personas se vacunan que estas quedan protegidas. Como un tercer elemento, hay que señalar que la protección que se alcance es una respuesta individual: hay sujetos que van a tener mejor protección y otros cuyos títulos de anticuerpos van a ser menores y las vacunas puede que no lleguen a protegerlos ni siquiera contra la enfermedad”, dijo.
Agregó la especialista que también existe población que hoy no se está vacunando. “Por ejemplo, ancianos y niños. Entonces, la vacunación es una medida poder seguir protegiendo a la población, como parte de todo lo que hace el país para controlar la pandemia”.
“Todos los candidatos vacunales están en el camino de poder demostrar si las vacunas también ejercen un efecto sobre la infección. Sin embargo, la variable principal de eficacia de todos los candidatos vacunales es prevenir la enfermedad sintomática, es decir, evitar que las personas lleguen a tener síntomas de la enfermedad o a que evolucionen a formas graves de la misma”, subrayó Toledo Romaní.
Según la entrevistada, en el estudio de eficacia que hoy se desarrolla con Soberana 02, también se ha incluido poder evaluar si hay un impacto sobre la infección. “Pero todavía es una parte de las variables de nuestro estudio que necesita ser demostrada”, dijo.
El uso del nasobuco sigue siendo esencial
La experta en vacunas de la OMS, la doctora Katherine O’Brien, apuntó en un comunicado de este organismo internacional que “todavía no sabemos cuánto tiempo dura la inmunidad de las vacunas que tenemos a mano en este momento. Estamos siguiendo a las personas que han recibido vacunas para averiguar si su respuesta inmunitaria es duradera y para saber el tiempo durante el cual están protegidas contra la enfermedad. Así que, realmente, tendremos que esperar a que pase el tiempo para ver cuánto dura la efectividad de estas vacunas”.
Los ensayos clínicos existentes hasta la fecha han demostrado que las vacunas protegen a las personas contra el desarrollo de la enfermedad de COVID-19, que puede ser leve, moderada o grave. Pero, según la experta, lo que aún no se sabe de estos estudios es si las vacunas también protegen a las personas de simplemente infectarse con el virus SARS-CoV-2 y si protegen o no contra la transmisión a otra persona.
Sin embargo, estas no son las únicas razones por las que una vez vacunadas, las personas deberán seguir usando mascarilla o nasobuco. El avance y la mutación del virus es una de las principales causas que explican los expertos para mantener dicha medida preventiva, en tanto aún se desconoce la efectividad de las vacunas contra las nuevas cepas.
La científica jefa de la OMS, la doctora Soumiya Swaminathan, explicó que recientes informes indican que, aquellos que han sido vacunados y se infectan podrían tener una carga viral menor, y, por lo tanto, menos posibilidades de infectar a otros.
“Pero hasta que no sepamos completamente sobre esto, es importante que las personas, incluso después de la vacunación, tomen precauciones, usen una mascarilla, se laven las manos y mantengan el distanciamiento físico, porque incluso si tienen una infección asintomática y puede que no se enfermen porque recibieron la vacuna, aún podrían portar el virus y contagiarlo a otras personas. Por tanto, debemos asegurarnos de controlar la propagación de la infección”, añadió Swaminathan.
“Ahora es el momento de intensificar todas las medidas de protección, mientras se distribuyen las vacunas, porque cuanto más circule el coronavirus más posibilidades hay de que mute a una variante que responda peor a las vacunas”, dijo por su parte la doctora O’Brien, por su parte, quien recordó que ninguna vacuna es 100 % eficaz.
¿Por cuánto tiempo tendremos que usar el nasobuco? Ello va a seguir dependiendo de la velocidad de transmisión del virus y de la nueva información que se obtenga sobre el efecto de las vacunas. Por lo pronto, celebremos la inmensa dicha de contar con estos regalos de la ciencia cubana, pero con la mascarilla bien puesta.
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