En 2005, Estados Unidos le negó la visa para recibir un premio en California, por ser el autor principal de la vacuna contra el Haemophilus influenzae tipo B, que protege contra la meningitis, neumonía y otras infecciones en niños menores de cinco años. En esa ocasión también dictaría una conferencia en la Universidad de Harvard.
El argumento del Gobierno de Estados Unidos para la negativa fue que “su presencia era perjudicial para los intereses” de ese país. Al día de hoy, sin embargo, difícilmente haya una estadística completa de los millones de niños inmunizados con esta vacuna. El prestigio y resultados de la ciencia cubana no dependen de visas, ni de intentos de descrédito y, mucho menos, de dudosos tuits escritos por la ignorancia.
El ataque a nuestras vacunas, mayormente por personas no dispuestas a reconocer logros de Cuba, obvia el extenso cuadro con que aquí se inmuniza desde el nacimiento, que ha permitido erradicar enfermedades aún activas en muchos países.
Como era de esperar, el nuevo centro del ataque es la vacunación en niños. No soy científica; les dejo en imagen la respuesta a uno de esos “escépticos”, de parte de alguien que es imprescindible: Dagmar García Rivera, directora de Investigaciones del Instituto Finlay de Vacunas (IFV).
En la tarde de hoy, invitado por la Universidad de Harvard, el científico Vicente Vérez Bencomo, director del IFV, dictó una conferencia virtual sobre nuestras vacunas contra la covid-19. Es esa misma persona sencilla y cálida que fue a compartir con los niños de la provincia de Cienfuegos, los primeros en la campaña nacional de vacunación pediátrica.
Reconocimiento al real valor de la ciencia cubana y la necesidad de compartir resultados, porque esta batalla, y no es simple consigna, es de todos. Profundo respeto y admiración por nuestros científicos.