En el año 2015, líderes mundiales y la Asamblea General de las Naciones Unidas, diseñaron una agenda de políticas públicas “para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos”.
A ese gran proyecto de acción se le conoce como “Objetivos de Desarrollo Sostenible” (ODS) e incluye 17 metas que tienen fecha de cumplimiento en 2030. Entre ellas, la número tres —Salud y Bienestar—, está dedicada a garantizar una vida sana y promover la satisfacción y la seguridad en todas las edades.
Sin embargo, las emergencias sanitarias no dejan de mantener en alerta a los países. La crisis pandémica derivada de la Covid-19, es un ejemplo de cuánto perjuicio puede provocar este tipo de situación en la vida humana, los sistemas de salud y las economías nacionales.
Foto: Tomada del Sitio del Minsap de Bolivia. Cerca de un tercio de la población mundial está infectada por el bacilo de la TB.
De hecho, otros riesgos epidémicos laten detrás de la puerta. Tal es el caso de la tuberculosis (TB), un padecimiento que los organismos internacionales buscan combatir mediante la colaboración multisectorial y el compromiso de respuesta de los Estados al más alto nivel.
Y es que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el esfuerzo colectivo, el adeudo gubernamental de cumplir con ese Objetivo y la Estrategia Fin a la Tuberculosis de la OMS, entre otras iniciativas, han sido insuficientes para desacelerar las cifras de afectados.
Aunque es curable y prevenible, la TB continúa mostrándose como una de las enfermedades infecciosas más mortíferas del orbe. Datos de la Organización Panamericana de la Salud aseguran que cada día unos 4 400 individuos mueren por esa causa, mientras que se contagian otros 30 000.
Foto: Tomada del Sitio de la OPS.
Provocada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis, suele transmitirse de persona a persona a través del aire cuando el infectado tose, estornuda o escupe. Fue el doctor alemán Robert Koch quien la descubrió el 24 de marzo de 1882.
Si bien aquel acontecimiento concretó una certeza a su diagnóstico y curación, lo cierto es que eliminarla totalmente continúa siendo una asignatura pendiente. De ahí el grado de prelación que debe tener el acto de redoblar voluntades e idear maniobras de contención oportunas.
EN CUBA
Desde el distante año 1962, el sistema de salud de la isla cuenta con el Programa Nacional de Control de la Tuberculosis. Los éxitos por combatirla son visibles en la tendencia descendente de las cifras de contagios que ha mostrado el país durante todas estas décadas de intensa labor.
Solo una referencia confirma lo logrado por los servicios de salud cubanos: en la actualidad, la mortalidad emanada de la TB no constituye un problema de salud al mantener una tasa menor de uno por cada 100 000 habitantes.
Foto: Tomada de Prensa Latina. Cada niño que nace en Cuba recibe la vacuna BCG recomendada por OMS.
Dentro de los pilares básicos en que descansa el esquema nacional destinado a controlar, disminuir y eliminar esa dolencia, están el control de foco para identificar a los enfermos y prevenir la aparición de otros nuevos, así como la inmunización con la vacuna BCG aplicada a los recién nacidos.
La labor indetenible que sostiene Cuba, revela un compromiso que responde a la convocatoria global que cada año aviva la OMS cuando celebra el 24 de marzo el Día Mundial de la Tuberculosis.
Foto: Tomada del periódico La Demajagua
Establecido, justamente, con la finalidad de sensibilizar a la opinión pública sobre las devastadoras consecuencias sanitarias, sociales y económicas” que origina, la conmemoración de este 2023 busca, igualmente, comunicar esperanzas con el tema Sí. ¡Podemos poner fin a la TB!
El mensaje pone énfasis en instar a las naciones que intensifiquen la preparación de la Reunión de Alto Nivel de la ONU, que sobre la TB sesionará en septiembre próximo. Allí se encontraran los Jefes de Estado, quienes definirán las pautas que anulen, de una vez, el impacto de esa afección.
Infografía tomada del Sitio oficial del Minsap de Cuba.
A propósito de la fecha, el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, declaró que una de las lecciones más importantes de la respuesta a la Covid-19 es que las intervenciones innovadoras se pueden ejecutar con rapidez si se les da prioridad política y financian adecuadamente.
Al comparar el modo de afrontar ambas epidemias, señaló: “Los retos que plantean la TB y la Covid-19 son diferentes, pero los ingredientes que apresuran la ciencia, la investigación y la innovación son los mismos (…) Creemos que el ámbito de la tuberculosis se beneficiará de una coordinación de alto nivel similar”.
Foto: Tomada de ISanidad.