El cáncer, una enfermedad que se desencadena cuando las células comienzan a crecer de manera descontrolada y se propagan a los tejidos circundantes, es una realidad devastadora para cualquier persona afectada. Sin embargo, cuando estas células malignas se apoderan del cuerpo de un niño o una niña, el impacto se vuelve aún más desgarrador.
En todo el mundo, cada año se diagnostica cáncer a unos 280 000 niños y adolescentes (de 0 a 19 años). En América Latina y el Caribe, se estimaron en 2020 al menos 29 000 nuevos casos de esta enfermedad entre niños y adolescentes, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Si bien el cáncer infantil generalmente no se puede prevenir, el diagnóstico temprano puede conducir a mayores probabilidades de supervivencia. Lamentablemente, no todos los países cuentan con un diagnóstico oportuno o un tratamiento de alta calidad, lo que ha generado enormes inequidades en el abordaje de esta problemática.
En algunos países de ingresos bajos y medianos, solo alrededor del 20% de los niños con cáncer sobreviven. Por el contrario, alrededor del 80% de los niños con cáncer que viven en países de ingresos altos sobrevivirán.
Alrededor de 450 niñas, niños y adolescentes se enfrentan como promedio cada año en Cuba a esta dura realidad.
Según datos del Anuario Estadístico de Salud 2022, se diagnosticaron en la nación caribeña 370 casos nuevos (que representan el 0.5 % del total de casos diagnosticados), y fallecieron 137 pacientes (0.5 % de la mortalidad total).
“El cáncer ocupa la primera causa de muerte en el grupo de 1 a 4 años y la segunda en el de 5 a 19 años, lo que determina años de vida potenciales perdidos y un gran impacto a nivel psicológico, familiar y social”, apuntó a Cubadebate el doctor Carlos Alberto Martínez Blanco, Jefe de la Sección para el Control del Cáncer en el Ministerio de Salud Pública (Minsap).
“En Cuba el cáncer que se presenta en niños y adolescentes constituye un problema de salud y una prioridad del Estado y el Gobierno y se encuentra incorporado al Programa Integral para el Control del Cáncer vigente y su Estrategia Nacional de Implementación”, subrayó.
Las variantes más frecuentes de la enfermedad están relacionadas con la leucemia (70 por ciento), los linfomas (Hodgkin y no Hodgkin) y los tumores del sistema nervioso central, si bien a estas edades tempranas también pueden desarrollarse neuroblastomas, nefrobastomas y sarcomas de tejidos óseos y blandos; mientras que los menos comunes se encuentran en el hígado, ovarios y páncreas.
Pero detrás de las estadísticas y cifras hay historias de valentía, esperanza y lucha. Cada niño o niña que enfrenta el cáncer merece tener la oportunidad de recibir los tratamientos adecuados, sin barreras impuestas de ninguna índole, mucho menos aquellas que levantan las decisiones políticas.
A pesar de los esfuerzos incansables de los profesionales de la salud cubanos y los avances significativos que el país ha alcanzado en la atención y el tratamiento del cáncer infantil, la falta de acceso a medicamentos y tecnologías médicas de vanguardia sigue siendo un obstáculo insuperable en muchos casos.
Detrás de esas limitaciones tiene un peso abrumador el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por el gobierno de Estados Unidos desde hace seis décadas, y particularmente recrudecido en los últimos años.
En el último informe presentado por Cuba ante la Asamblea General de Naciones Unidas sobre los efectos del bloqueo, y que comprende el periodo entre el 1 de marzo de 2022 y el 28 de febrero de 2023, destaca la historia de una niña de tan solo 6 años.
“Se le debió realizar una intervención quirúrgica para extraerle parcialmente un tumor de grado 4 alojado en el área intracraneal. Aunque se le ha garantizado el tratamiento de quimioterapia para combatir la tumoración, no ha sido posible administrarle la Lomustina, medicamento al que no es posible acceder producto del bloqueo y que constituye la primera línea para este tipo de tumores de alto grado que afectan el sistema nervioso central. Actualmente, la paciente se encuentra en recaída y se le aplica un esquema de rescate. Para esta pequeña, como para otros niños cubanos, el bloqueo sigue marcando la diferencia entre la vida y la muerte”, señala el documento.
Cifras aportadas por el propio informe dan cuenta de que en el periodo señalado, la empresa MediCuba realizó 69 solicitudes a compañías estadounidenses para acceder a recursos y demás insumos necesarios en el sistema nacional de salud, en particular, para el Instituto de Neurología y Neurocirugía y el Instituto de Oncología y Radiobiología. Tres respondieron de manera negativa: Termo Fisher Scientific, New England Biolabs y Agilent Technologies, mientras que de 64 no se recibió respuesta alguna.
“Durante el período que abarca este informe, esta política causó pérdidas en el sector de la salud por un valor de 239 millones 803 mil 690 dólares, cifra que supera en casi 80 millones las afectaciones reportadas en el período previo a la pandemia de la covid-19 (abril de 2019 a marzo de 2020). Los daños acumulados a los servicios en esta esfera durante más de seis décadas de aplicación del bloqueo ascienden a 3 mil 625 millones 840 mil 594 dólares”, agrega el documento.