La humanidad celebra hoy el Día Mundial de la Hemofilia, para concienciar a la población sobre esta enfermedad y que todas las personas con trastornos de la coagulación hereditarios tengan acceso a la atención, diagnóstico y tratamiento.
La fecha fue proclamada por la Federación Mundial de Hemofilia, que la eligió en conmemoración del nacimiento de su fundador Frank Schnabel.
Cada año se elige un tema para la campaña del Día Mundial de la Hemofilia y esta vez es: «Acceso equitativo para todos: reconociendo todos los trastornos de la coagulación».
La hemofilia es una patología congénita, que no permite que la sangre se coagule de la manera correcta.
Se trata de un padecimiento crónico y progresivo que se caracteriza por presentar hemorragias de forma permanente en el paciente, las cuales se dan de manera repentina, y esto ocurre por la no presencia en la sangre de una proteína esencial denominada Factor de Coagulación.
Cuando existe un defecto en el factor de coagulación, se forma más lentamente el coágulo que impide el sangrado. Como consecuencia, las lesiones o heridas sangran durante más tiempo del debido.
El síntoma recurrente es la presencia de sangrado, pero termina afectando otros sistemas del organismo vitales para la vida.
Este mal de salud afecta sobre todo a hombres y se transmite a través de una carga genética relacionada con el cromosoma X, que viene directamente de la madre y que termina heredando un hijo varón. En el caso de niñas, es poco frecuente que ocurra.
La hemofilia no es contagiosa y afecta a uno de cada 10 mil nacidos.
Asimismo, la hemofilia como cualquier otro padecimiento, puede ocurrir en cualquier etapa de la vida.
Otra manera de que se manifieste este padecimiento es cuando ocurre una modificación genética, que se presenta de forma espontánea, denominado hemofilia adquirida.
El pronóstico de este problema de salud está relacionado con el grado de complicación de la enfermedad, que puede pasar de leve a muy grave.
Hasta ahora no se conoce la cura definitiva, sólo se aplican tratamientos para alcanzar los niveles de coagulación en sangre más idóneos.
De acuerdo con la Federación Mundial de Hemofilia, en los últimos años se lograron avances significativos para el tratamiento y posible cura a través de una terapia génica.
En estudios más recientes, realizados a perros, se pudo comprobar que estos animales al ser inyectados con una sustancia clonada con el factor lograron un resultado satisfactorio, que fue probado en pacientes con hemofilia tipo B.
Para la hemofilia tipo A, un experimento desarrollado en Japón, utilizando anticuerpos que imitan el factor VIII, está en fase experimental con resultados positivos en pacientes.