El descanso es mental

Dormir, quedarse quieto viendo a la nada, tumbarse en el sofá después de una intensa jornada para relajar mirando la televisión, caminar por Quinta Avenida, o leer un buen libro en tu rincón preferido; son muchas las posibilidades de descanso, y ninguna significa ser inactivo y sedentario, sino despejar. El descanso no es más que cambiar de tarea, bajar la intensidad de lo que nos mantiene ocupados, abrumados, para retomarlo más tarde con fuerzas.

No obstante, si es tan amplia su aplicación ¿de qué se trata realmente la recomendación de descanso? Sí, estoy pensando en cuando estamos enfermos, por ejemplo, porque incluso manteniéndonos inmóviles nos dicen “descansa”. Claro está que, entonces, es más que sueño, relajación u ocio; se refiere a la enajenación de la mente, y existen muchas maneras de llegar a ella, aunque a veces cueste bastante.

El descanso es muy personal, y según nuestros propios gustos, tiene que ver con los estímulos positivos que puede proporcionarnos una actividad, un estado, y su capacidad de sacarnos —ya sea a ratos— del ambiente de las obligaciones que tengamos, y de todas esas responsabilidades sociales o familiares que no olvidamos ni estando en el mar azul más embriagante.


Descansar es recibir sensaciones placenteras, encontrar paz, estar en calma a veces en solitario y en silencio, o no. Es variable, es necesario, es salud; pero en ocasiones se dificulta porque existen contextos que no lo permiten, y se posterga, como cuando debemos cuidar a otra persona que depende totalmente de nosotros. En ese caso varía el concepto.

Es circunstancial. Quizás en ese escenario nos toca elegir unos minutos de relax, conformarnos con procurar ese momento de tranquilidad, mientras, si la realidad fuera otra, haríamos un plan de descaso más elaborado que nos satisfaga a plenitud.

Esta necesidad no debe confundirse con pereza. Es lógico que lo busquemos después de trabajar, de vivir una situación de estrés, o estar enfermo. Y es lo único que nos proporcionará alivio, desconectar, sentirnos renovados, en alerta cognitiva, y que podemos, luego de la pausa, continuar con nuestras rutinas.

 

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