En La Habana y las cabeceras provinciales de toda Cuba arrancaron a las 07:00 hora local grandes marchas con un llamado a la paz y la solidaridad, y como confirmación del respaldo de la mayoría de los cubanos al socialismo y demostración de unidad ante la hostilidad de Estados Unidos con su política de bloqueo y campañas mediáticas.
Entre otras consignas, Una de las prevalecientes es “Cuba vive y trabaja” expresión del empeño del pueblo y gobierno de la isla de avanzar a pesar de todas las dificultades.
Dedicada la celebración a los trabajadores de la salud y científicos por su extraordinaria labora en el enfrentamiento de la pandemia de Covid-19, la marcha por una engalanada Plaza de la Revolución es encabezada por un bloque de 50 mil representantes de esos sectores.
Le siguen decenas de miles de empleados de empresas estatales así como de los emergentes sectores cooperativo y privado, para cerrar con un gran contingente de jóvenes de todos los niveles de enseñanza.
También se sumaron a la manifestación representantes de más de 200 sindicatos, organizaciones sociales y estudiantiles, partidos políticos, movimientos de izquierda y agrupaciones religiosas de 60 países, que participen aquí en un Encuentro Internacional de Solidaridad con Cuba convocado por la CTC.
Este día el llamamiento hecho a la población por las autoridades nacionales y los sindicatos cobra especial relieve luego de dos años sin celebraciones, a causa de la pandemia de la Covid-19 y cuando el país enfrenta importantes retos que pueden definir su futuro.
Cuba, como el resto del mundo, fue golpeada por la enfermedad, que enfrentó con sus propios y limitados recursos aunque no faltó la solidaridad internacional, lo que contrarrestó lo efectos del bloqueo de Estados Unidos, cuyo gobierno se valió del SARS-Cov-2 como factor adicional para presionar al límite al gobierno y a toda la población de la isla.
Ahora el país busca paliar los estragos de la crisis internacional agudizada por la enfermedad e inmersa, al mismo tiempo, en un profundo reordenamiento de la economía, sin que la política de presiones de Washington haya mermado a pesar del rechazo de la comunidad internacional a esa práctica que atenta contra los derechos humanos de todo un pueblo.
Incluso, como esa guerra comercial, económica y financiera no consigue revertir el orden social en Cuba, en los últimos años se multiplicaron las campañas mediáticas, sobre todo a través de las redes sociales, para desacreditar al país internacionalmente, promover la división interna y gestar la ya gastada receta del “golpe blando”.
Esas presiones de todo tipo conducen a que los cubanos, mayoritariamente, protagonicen en esta fecha una demostración de su disposición a enfrentar las agobiantes dificultades cotidianas y respaldar a sus autoridades en el empeño de hacer viable y sostenible un modelo social con equidad al tiempo que repudiarán una vez más la política de bloqueo.