Como una valiosa herramienta para prevenir y hacer frente a la violencia contra la infancia y la adolescencia podría catalogarse la investigación “Violencia hacia niños, niñas y adolescentes. Aspectos relevantes de estudios realizados en Cuba. Informe de sistematización”, presentada el lunes en La Habana.
El texto, de Unicef-Cuba y realizado por las investigadoras Clotilde Proveyer, María Antonia Miranda y Succel Pardini, recoge 209 estudios llevados a cabo en la nación caribeña entre el 2000 y el 2020 donde es posible encontrar claves sobre las violencias intrafamiliares, en el ámbito escolar, institucional y entre los pares.
También la violencia sexual, la discriminación por identidad de género y la violencia en el entorno digital se ven reflejados en el documento, que se convierte en un material de obligada consulta para capacitar a distintos actores de la sociedad sobre estos temas, en el camino de la prevención.
El informe, de acuerdo con el prólogo de Unicef-Cuba, resulta un claro ejemplo de la utilidad que tiene la investigación social para visibilizar una problemática multidimensional, encontrar brechas y tendencias, para repensar las políticas, estrategias y acciones programáticas que permitan actuar de manera más certera ante los impactos de un fenómeno como el que ocupa este estudio.
Una de las autoras, la socióloga Clotilde Proveyer, refirió que la sistematización de publicaciones científicas de diversa índole, memorias de congresos, tesis y reportes de prácticas profesionales, entre otros, mostró varios rostros de la violencia que se ejerce contra infantes y adolescentes en la isla, como las formas de disciplina violenta y la exposición a violencia doméstica y/o de género.
De igual forma visibilizó problemáticas como las lesiones autoinfligidas y el suicidio en estas edades, además del abuso y la violencia discriminatoria por diferentes motivos.
La experta resaltó, como uno de los aspectos relevantes de la recopilación, que hizo posible constatar el vínculo entre las distintas formas de maltrato, muchas de las cuales se dan de manera simultánea o propician el ejercicio de otras, algo que no debe perderse de vista a la hora de diseñar estrategias de prevención.
Sobre el particular, Francisco Pichón, coordinador residente del Sistema de Naciones Unidas en Cuba, remarcó que el análisis coloca sobre la mesa varios desafíos para la sociedad, como la prevalencia de la cultura patriarcal y los estereotipos de género, asuntos que están en el centro de las políticas nacionales y forman parte de los compromisos de Naciones Unidas con el país y con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
“El informe confirma la urgencia de trabajar con madres, padres y otras personas cuidadoras de niños, niñas y adolescentes sobre cómo criar sin violencias”, apunta el prólogo de la publicación, que igualmente señala la necesidad de llamar la atención sobre creencias y comportamientos que invisibilizan situaciones donde se vulneran los derechos de la niñez y la adolescencia.
Se trata de un punto de partida tanto para la acción, como para emprender nuevas investigaciones que profundicen en otros ámbitos y tomen en cuenta aspectos como el hecho de que todavía son pocos los estudios que privilegian las voces de niños, niñas y adolescentes.
La indagación científica es una herramienta para una mejor comprensión de la realidad y, en este caso, para transformar las concepciones y prácticas que reproducen la violencia, trazar mejores protocolos de actuación y perfeccionar las acciones para prevenir y responder de forma efectiva ante la violencia en estas etapas de la vida.
En este sentido, “Violencia hacia niños, niñas y adolescentes. Aspectos relevantes de estudios realizados en Cuba… ya tiene un camino andado, pues sus resultados y recomendaciones fueron insumo para la construcción de una estrategia comunicativa de cambio social y de comportamiento impulsada por Unicef Cuba.
Denominada Mídete contra la violencia hacia la niñez y la adolescencia, la iniciativa se implementa desde 2021 y propone una narrativa comunicativa centrada en la crianza positiva, el uso responsable de las redes sociales y la prevención de la violencia de género y el abuso sexual infantil.