Las autoridades cubanas mantienen una preocupación constante por el balance apropiado entre la protección medioambiental y la explotación de las áreas protegidas a favor del turismo de naturaleza y aventuras.
El coordinador del programa de turismo sostenible del Centro Nacional de Áreas Protegidas, Elvis Milián, señaló a Prensa Latina que su instancia pertenece al Ministerio de Ciencias, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) de Cuba y tiene muy en cuenta tanto el desarrollo de la industria de los viajes como la capacidad de carga de los lugares más visitados.
En Cuba existen 211 áreas protegidas identificadas; de estas, hay cuatro que son reservas naturales, el resto puede emplearse en las distintas modalidades de turismo, como parques nacionales en adelante, o sea, reservas ecológicas y refugios de fauna, entre otras.
Incluso puede aplicarse este concepto a las APRM (clasificación del CITMA), que tienen en su interior a otras áreas con una mayor restricción en aras de la conservación necesaria. Ejemplificó con la región de Buena Vista en el centro de la isla, que posee en su interior a los parques nacionales Caguanes y Los Caimanes, los refugios de fauna Cayo Santa María y Las Loras, y otros espacios que ilustran estas clasificaciones.
De esos territorios aparecen seis con codificación internacional como Reservas de la Biosfera -Guanahacabibes, Sierra del Rosario, Ciénaga de Zapata, Buenavista, Baconao y Cuchillas del Toa- categoría otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Explicó que justo en el oriente cubano existen dos Sitios Patrimonio Mundial Natural, los parques nacionales Desembarco del Granma (en la provincia del mismo nombre, Granma) y Alejandro de Humboldt, sito en las provincias de Holguín y Guantánamo.
Relata el experto que en concepto permitir entrar a lugares de este tipo a los turistas debe ayudar, pues se trata por lo general de personas con conciencia de protección medioambiental y les gusta beneficiar esos distritos, lo cual les permite conocer las zonas pero a la vez realizar el menor impacto posible en ellas, detalla.
No quiere decir que todo el que realiza un sendero sea ecologista, por eso expertos monitorean los parámetros de esos escenarios, y en ocasiones se abren unas rutas pero se cierran otras según la situación, como ocurre debido al paso de huracanes.
Todas las plazas protegidas cuentan con un plan de manejo según su categoría, y en esos programas se incluyen los senderos, la conservación y diversas actividades. En dependencia de que la clasificación sea más baja, puede explotarse más o admite la construcción de hoteles, siempre respetando el entorno, recalca el entendido.
SISTEMA BIEN ENGRANADO
Detalla que se trata de un sistema bien engranado, en el cual participan varias direcciones de la administración central del Estado. El 80 por ciento de las áreas resguardadas son administradas por la Empresa para la protección de la Flora y la Fauna, que pertenece al Ministerio de la Agricultura.
Sobre estas administraciones, el programa de turismo sostenible del CITMA realiza un papel de asesoría o jurisdicción metodológica, y nutre de conocimientos a quienes trabajan en esos lugares para el mejor manejo de dichos espacios.
De ahí que intervengan el Ministerio de Agricultura, los guardabosques, la Academia de Ciencias, el Ministerio de Turismo y las diferentes direcciones que actúan en una región.
En materia de turismo, un interés particular está en los viajeros que realizan la observación de aves, lo cual cobra fuerza en el mundo; en Cuba existen 28 áreas para esa actividad, que por demás difunde la necesidad de la conservación.
Uno de los ejemplos más sobresalientes de observación de aves se encuentra en la zona occidental, en la provincia de Pinar del Río -en lugares como Soroa, valle de Viñales y otros cercanos-, territorio que será uno de los escenarios para la versión 13 del Evento Internacional de Turismo de Naturaleza, Turnat 2022, en septiembre próximo.
Esas partes cuentan con una lista de su fauna que pasa a la base de datos de Internet, y de ahí a los seguidores en el mundo de tal modalidad recreativa y científica.
Es un sector muy especializado, y a la isla llegan viajeros de Europa, como franceses, británicos y nórdicos, y también estadounidenses, con la finalidad de observar aves; en esos grupos se incluyen botánicos y otros profesionales.
Además, el programa de turismo sostenible realiza un trabajo con las comunidades y los prestatarios de servicios al sector, para integrarlos a una estructura adecuada y fomentar la preparación.