A nivel mundial, en la actualidad existen 14 mil millones de teléfonos inteligentes en manos de sus dueños.
Como promedio, una persona mira su teléfono celular unas 150 veces por día, algo exagerado, lo que provoca adicción por estos dispositivos.
Utilizar para diversos menesteres, trascendente o no, un celular es una de las actividades que más se repiten durante el día por gran cantidad de personas a nivel planetario.
¿QUÉ ES LA NOMOFOBIA?
El término proviene del inglés “no mobile phone phobia”. Consiste en una serie de sensaciones, ninguna agradable, debida a la falta repentina de la compañía del querido e imprescindible celular.
Esta ausencia inesperada puede ser por varias razones como dejarlo olvidado en cualquier sitio, quedarse sin cobertura o simplemente porque ya no tiene carga.
Este trastorno se caracteriza por la dependencia extrema hacia este nuevo dispositivo electrónico y el miedo irracional a encontrarse sin él por la razón que fuese.
SUS MANIFESTACIONES CLÍNICAS
Las manifestaciones del cuadro clínico son claras y evidentes pues se presentan pensamientos obsesivos, dolor de cabeza o de estómago y hasta taquicardias y, por supuesto, angustia.
En el mundo sabio hay quien considera que un nomofóbico podría experimentar inseguridad y baja autoestima, como rasgos de su personalidad de base.
Es que quien utiliza de manera frecuente su celular puede desencadenar conductas compulsivas al tratar de encontrar y enviar nuevos mensajes, actualizaciones y alertas.
ESTIMADOS Y CONSEJOS
Del total de usuarios de celulares, un porciento de consideración pudieran entrar en pánico cuando repentinamente se hallan sin su, para ellos, imprescindible equipo de bolsillo.
Si esta conducta por tener siempre el celular a la mano lo está llevando a alejarse de las relaciones persona a persona, muchas de ellas valiosas y merecedoras de cultivarse, o provoca otros problemas que abarquen el sueño o realizar actividades riesgosas como manejar y al mismo tiempo enviar mensajes de texto, peligroso en extremo, lo mejor sería darse cuenta y acudir con un especialista para normalizar esta relación obsesiva con un simple equipo, para nada esencial en la vida de cualquier persona cualquiera sea su categoría o su edad.