Aquel 19 de abril de 1963, el Gobierno Revolucionario creó el Instituto de Documentación e Información Científica y Técnica (IDICT) y entonces se unió al pequeño número de países que desde fecha tan temprana disponían de un centro especializado para el uso, divulgación y gestión de la información.
En un principio estuvo adscrito a la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba y su constitución sentó las bases de su propio desarrollo por el hecho de que promovió el concepto pasivo de biblioteca hacia la etapa activa, viva.
El IDICT es una organización de la industria de la información con 60 años de experiencia en el encargo de satisfacer las necesidades de acceso a ella para la toma de decisiones, principalmente a sectores jerarquizados de la nación, comentó en exclusiva a la Agencia Cubana de Noticias su actual director Manuel Piloto Farrucha, Máster en Ciencias.
Nuestra misión consiste en facilitar la generación y prestación de productos y servicios, el apoyo a la investigación y a la industria en todos las ramas, todo lo cual se traduce en un apoyo importante a la gestión de la innovación, amplió el entrevistado, también periodista.
Rememoró el hecho de que su infraestructura alcanzó proyección nacional en la década de los 70, con la formación de las filiales provinciales, bajo el nombre de Centros Multisectoriales de Información Científica y Técnica en virtud de la integración de las bibliotecas en cada territorio, de varios Organismos de la Administración Central del Estado (OACE).
Con vistas al establecimiento de un Sistema Nacional, pocos años después surgieron los centros de información de los OACE, cuyo rector era el IDICT, y más tarde los actuales Centros de Información y Gestión Tecnológica, agregó el exdirector de la Consultoría Biomundi, pionera de inteligencia empresarial en Cuba por haber introducido sus transacciones, hace 31 años, a partir de la gestión y el análisis de la información.
Sin embargo, para Piloto Farrucha en la década de 1970 cobró auge su institución, cuando la incorporaron al Centro de Información Científica y Tecnológica de los países del Consejo de Ayuda Económica, la principal agrupación de ese tipo de la comunidad socialista.
Influyó también el diseño y ejecución, por primea vez en Cuba, de la carrera de Licenciatura en Información Científico-Técnica y Bibliotecologìa, edición y publicación de revistas, traducción al español de las Tablas Medias de la Clasificación Decimal Universal, que hasta la fecha solo podían consultarse en inglés, y la Primera Reunión Nacional de Información.
Piloto Farrucha atribuyó suma importancia al desarrollo profesional de su personal, que posibilitó la creación en 1984 del Grupo de Aseguramiento Informativo del Frente Biológico y que abrió paso al nacimiento de la Biblioteca Nacional de Ciencia y Técnica, en áreas del Capitolio Nacional.
LA COMPUTACIÓN EN ACCIÓN
En esas circunstancias, emprendió un programa nacional para la introducción del uso combinado de las técnicas de computación, telecomunicaciones y procesamiento automatizado a fin de instituir una red nacional de teleacceso y posibilitar la consulta a bases de datos en el país y en el extranjero.
No obstante, un acontecimiento inédito en la historia de la informática dentro de fronteras transcurrió en 1983, cuando se estableció el primer enlace directo mediante satélites entre La Habana y Moscú, que conectó al IDICT con su homólogo soviético a través de la telefonía conmutada.
Posteriormente comenzó la era la de las computadoras y la Red Local de Microcomputadoras, innovación tecnológica que creó y gestionó el conocimiento necesario para la difusión y la utilización de la computación y las telecomunicaciones, además de nuevos servicios con valor agregado. .
Casi al mismo tiempo, el nuevo Centro de Estudios y Desarrollo Profesional en Ciencias de la Información contribuyó a la preparación de miles de especialistas en sus respectivos cursos, algunos en Argentina y Chile.
Otro tanto aportó el Centro Biotec, actual Consultoría Biomundi, con sus bases de datos en cooperación con instituciones de México.
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Un hecho memorable para el IDICT consistió en que en 1996, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente lo designó el proveedor nacional de conectividad para el acceso a Internet a un considerable número de centros de investigación, embajadas, hoteles y otras organizaciones estatales, y en el plano socio-económico, el acceso al correo electrónico revolucionó la forma de comunicarse entre las personas.
En sus 60 años, el proyecto más ambicioso del IDICT resulta la Biblioteca Nacional de Ciencia y Técnica, contentiva de unos 30 mil registros sobre soluciones técnicas presentadas en los Fórums Nacionales de Ciencia y Técnica, Tesis doctorales, Premios Anuales de la Academia de Ciencias de Cuba y otros. (Lino Luben Pérez, ACN)