Natalia Bolívar con Eusebio Leal y otros miembros de jurado

El Dr Eduardo Torres Cuevas pidió cantar un ¡Felicidades! a su amiga Natalia Bolívar Aróstegui. Él era el anfitrión en la biblioteca José Martí que dirige. Dos motivos reunieron allí a actores, músicos, intelectuales, pintores o sencillamente amigos de la luchadora clandestina, etnóloga, escritora: este 16 de septiembre cumplía 82 años y a la vez se presentaba su libro Leyendas afrocubanas, a la par que inauguraba una exposición de sus pinturas realizadas para este volumen.

La diseñadora e investigadora mexicana Cristina Pineda tuvo mucho que ver en este precioso libro de la autora del clásico Los Orishas en Cuba. Cristina conoció a Natalia se obnubiló con su obra y en pocos días preparó la edición mexicana, con el compromiso de cederle algunos ejemplares a la escritora. Para sorpresa, esos fueron los que estaban debajo de las sillas ocupadas por los asistentes al doble convite.

Elena Poniatowska, la reconocida autora de México, Premio Cervantes de las letras hispanas, dice en el prefacio “Cada página nos remonta a una isla que huele a tabaco, sabe a yuca y se mueve al compas del atabaque. De África a Cuba estas leyendas nos descubren el origen del sol y de la tierra, de los océanos y del viento, del sueño y de la muerte”.

Nuestro Eusebio Leal, ese hombre que respira cultura, escribió: “A Natalia. Deslumbrado apenas por la belleza de lo escrito, aumenta la sombra cuando los dibujos realizan la magia interpretativa más que para niños y adolescentes para todos quienes deseen descubrir los misterios profundos de Cuba”.

Natalia Bolívar y Jorge Perugorría

Mientras, la autora y homenajeada decía “De antemano agradezco a todos los presentes, por acompañarme hoy, 16 de septiembre a celebrar mi 82 cumpleaños, con la expo-presentación del libro Leyendas afrocubanas, realizado con el apoyo incondicional de la Sra. Cristina Pineda. Para mí es un gran honor estar esta tarde aquí, arropada por este insigne edificio, la Biblioteca Nacional, templo que atesora, rescata y resguarda el patrimonio escrito y espiritual de nuestra nación, y sentirme acogida por sus trabajadores y en especial, por el Dr. Eduardo Torres Cuevas, aliado y notable indagador de la memoria que, conversando con la historia, hemos despedido tantas madrugadas cubanas. Esta compilación de leyendas que hoy presentamos estuvo muchos años engavetada. En una ocasión le propuse al maestro y amigo Eduardo Roca, Choco, que fuera el ilustrador, pero nos entretuvimos tanto conversando y pintando, que nunca llegamos a desempolvar el proyecto y estos relatos de las religiones cubanas de origen africano, compilados durante años de estudios, continuaron plácidamente durmiendo. En el año 2008, mis entrañables amigas Isabel y Cristina Barrios, me presentaron a la diseñadora y empresaria Cristina Pineda, quién al principio me encantó con sus mitológicas creaciones en seda, y luego, cuando nos reencontramos años después, me hechizó nuevamente con su personaje Xico, ese inquieto y fiel perro de los aztecas, que busca y rescata las raíces culturales de los pueblos latinoamericanos, y créanme que no dudé un segundo, en ofrecerle a Cristina estas leyendas para su definitiva publicación. Ha sido una gran distinción, poder contar con prólogos de dos grandes de las letras: Elena Poniatowska la escritora franco - mexicana y el historiador andante de mi ciudad natal, el Dr. Eusebio Leal, a quien conocí siendo él muy joven, en años muy difíciles, cuando sin tropiezos cargaba sobre sus hombros, cual Aggayú Solá o el gigante san Cristóbal, el peso de la recuperación histórica de nuestra ciudad. Gracias, querido y muy respetado amigo, por tu cariño y por la poesía siempre iluminada de tu escritura. Debo admitir que me siento doblemente privilegiada”. La actriz y narradora oral Coralia Rodríguez, la siempre fiel Coralia, abrió interpretando una de las leyendas del libro y luego, con su estilo peculiar dijo un cuento, antes de que William Vivanco deleitara a los presentes con sus interpretaciones.

Natalia, todo el tiempo feliz, recorrió despacio por frente a las imágenes que ilustran su último libro. A propósito en ese sentido dijo “Muchas de las pinturas que hoy verán en la exposición y que ilustran este libro, fueron hechas en distintas etapas, lugares y formatos, algunas se encuentran plasmadas en agendas, libretas de notas, dedicatorias de libros que he regalado y otras, las más bonitas y grandes, son parte de colecciones privadas, por supuesto, de mis amigos. Debo aclarar y no para justificarme ante los críticos de arte, que muchos años transcurrieron para que retomara los pinceles. En la década del 50, mientras estudiaba en San Alejandro, me atreví a pedirle a mi madre que posara para hacerle un retrato y cada vez que concluíamos la sesión, tapaba el lienzo para protegerlo. Pero la curiosidad de mi madre fue más fuerte y en mi ausencia, decidió levantar la sábana. Al verse tan mal expuesta, resolvió llevar el cuadro al patio y prenderle candela. Eso me desilusionó un poco. Luego me involucré en actividades, que para mi eran prioritarias, pero no eran muy acordes a mi estatus social y me obligaron a abandonar los colores por más de 50 años. Cuando aquello ocurrió era muy joven y me dolió mucho ver ardiendo uno de los que consideré mi mejor cuadro; pero hoy a mis 82 años, disfruto a plenitud y con mucha libertad todo lo que pinto y por muy feo o malo que puedan parecer a otros, a mí me encantan, me llenan espiritualmente y descanso sabiendo que no terminaran ardiendo en una fogata de cualquier patio…. porque gracias a Cristina Pineda, a la Editorial Porrúa de México, y a todos los presentes, parte importante de mi obra aparece reflejada en este libro”.

Natalia reunida con actores cubanos

Parecería que ese iba a ser el final del ágape para la homenajeada cuando se trasladó a la Galería Taller Gorría para ver la exposición Huracán sobre el Azúcar del artista Juan Miguel Pozo, donde le esperaba un cake y le cantaron de nuevo feliz cumpleaños. Así que merecidamente, la jovencita Natalia Bolivar Aróstegui tuvo doble celebración entre sus fieles amigos, arropados todos en manifestaciones auténticas de nuestra cultura.