La miel de abejas es el principal producto de la colmena. Es una sustancia azucarada que elaboran las abejas obreras a partir del néctar de las flores o de las secreciones de otras partes vivas de las plantas, que son recogidas, transportadas, transformadas, almacenadas y concentradas en los panales.
Existen cerca de 320 variedades de miel, a partir de distintos orígenes florales, las que tienen diferencias de sabor, color y olor. En su composición hay presencia principalmente de azúcares, aunque también contiene aminoácidos, vitaminas y minerales, entre otros elementos.
La miel de abejas es utilizada en la cocina, como conservante y por sus beneficios para la salud.
A propósito de esto último, las investigaciones han demostrado que podría reducir el riesgo de enfermedad cardíaca por los antioxidantes presentes en ella.
También se plantea que puede ayudar en la prevención y tratamiento de algunas enfermedades digestivas y ciertos padecimientos neurológicos y psiquiátricos, así como en la cura de heridas o quemaduras y en el tratamiento de la tos.
Sobre el efecto antitusivo de la miel estaremos profundizando a continuación, pero primero hablemos de la tos.
La tos
Toser es un mecanismo de defensa del organismo, una forma de mantener la garganta y las vías respiratorias despejadas.
Puede aparecer de forma aislada, como un reflejo que evita la aspiración de cuerpos extraños, pero también es un síntoma bastante común en muchas enfermedades respiratorias. Si se acompaña de flemas o esputo se dice que es húmeda; de lo contrario, se plantea que es una tos seca.
Sus causas más comunes son las alergias, el resfriado común y otras infecciones respiratorias virales, el asma bronquial, la neumonía, la bronquitis, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la tuberculosis y el cáncer de pulmón, entre otras.
El consumo de medicamentos inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina como el captopril y el hábito de fumar también pueden ser responsables de la presencia de tos.
La miel de abejas y la tos
La miel ha sido utilizada tradicionalmente en diferentes culturas para calmar el dolor de garganta y aliviar la tos. Por su consistencia viscosa, crea una capa protectora en la garganta y mejora la irritación a este nivel. Además, posee propiedades antimicrobianas que pueden mejorar infecciones leves.
Actualmente, hay evidencias suficientes para recomendar la miel como un remedio que desde casa podemos emplear para el tratamiento de la tos.
Los resultados de varias revisiones sistemáticas y metanálisis, incluyendo una revisión sistemática Cochrane publicada en 2018 que evaluó su efecto sobre la tos aguda en niños, avalan la superioridad de su empleo en mayor medida que ningún tratamiento y que algunos medicamentos como la difenhidramina (benadrilina), al igual que con respecto al placebo.
Se ha planteado que la miel es más efectiva que las alternativas habituales utilizadas para mejorar los síntomas de las infecciones del tracto respiratorio superior, según una revisión sistemática con metanálisis publicada en 2020 en BMJ Evidence-Based Medicine por investigadores de la Universidad de Oxford del Reino Unido.
En esta condición específica, se considera que el derivado apícola proporciona una alternativa disponible y barata a los antibióticos, lo cual podría ayudar a combatir la resistencia antimicrobiana.
El uso de la miel de abejas de forma general es seguro para los adultos y los niños mayores de un año. Sin embargo, por debajo de esa edad debe evitarse ya que puede provocar una afección gastrointestinal poco frecuente pero grave, el botulismo infantil, a partir de la exposición a las esporas de la bacteria Clostridium botulinum.
También hay que considerar que algunas personas son sensibles o alérgicas a componentes específicos de la miel, en particular al polen de las abejas, lo cual limitaría su uso para evitar reacciones de hipersensibilidad.
Sobre las dosis existe poco consenso. Al ser un alimento de uso bastante extendido, la miel puede consumirse en varias formas y cantidades.
Hay quien la agrega a alguna infusión, la combina con pan o dulces, incluso tenemos la tradicional canchánchara cubana.
En el caso de la tos, una de las formas de dosificación que ha sido reportada en los estudios clínicos es a razón de media cucharadita para niños entre uno y dos años, una cucharadita hasta los cinco años y media cucharada en niños mayores, con una frecuencia de tres veces al día. Los adultos pueden consumir, de igual forma, una cucharada.
Afortunadamente, la miel cubana es de alta calidad. En muchos hogares suele haber siempre una botella con este preciado producto de la colmena, que muchos beneficios reporta para nuestra salud… ¡desde lo natural!