La Habana fue declarada oficialmente como Ciudad Maravilla, a partir de una votación organizada en 2014 por la fundación suiza New7Wonders. Desde junio de 2016, un sencillo pero elegante monumento se erige en la explanada del Castillo de San Salvador de la Punta: allí queda la constancia de muchos años de trabajo de la Oficina del Historiador de la Ciudad (OHC) y de su artífice mayor, el doctor Eusebio Leal Spengler, para convertir a la capital de Cuba en una referencia mundial.

La Habana: 498 años de historia (Video: Alejandro Rojas/ Radio Rebelde)

VOCES QUE ALABAN

El propio director de Desarrollo de Valor de New7Wonders, Jean-Paul de la Fuente, a propósito de su visita a la isla, elogió el acogedor ambiente de la urbe y el carisma y jovialidad de sus pobladores, elementos que fueron determinantes en la votación, donde La Habana compitió con grandes centros urbanos como Venecia, Roma y Nueva York.

El pasado mes de mayo, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres visitó Cuba y recorrió el centro histórico habanero. Allí, entre su gente, andando sus calles y plazas, dijo que rendía homenaje a una “labor absolutamente magnífica”. Era su primer viaje a Cuba después de asumir el cargo, pero en otras ocasiones había estado en La Habana y realmente se quedó admirado del proceso de restauración, del cambio.

Como muchos visitantes, Guterres sintió suya una ciudad que enamora: “No es algo solo para los cubanos, esta es una donación del pueblo cubano para todo el mundo”.

A su lado, Eusebio Leal, contaba la historia y explicaba el presente: la construcción de residencias, alojamientos para ancianos, bibliotecas y escuelas están entre las prioridades de los planes de desarrollo de La Habana Vieja.

Como dijo el historiador: “La restauración no mató la ciudad, no la petrificó, sino que cobró vida”.

A propósito, la obra de rehabilitación del Centro Histórico de La Habana ha recibido galardones como: Premio europeo de arquitectura “Philippe Rotthier”, para la reconstrucción de la ciudad (2001); Premio UNESCO “Ciudades por la paz”, Mención honorífica (2000-2001); Premio de la Asociación para la Gerencia de Centros Urbanos, Premio en la categoría Iniciativa Latinoamericana (2002); Premio de la Real Fundación de Toledo, Premio de Cultura (2003); Premio Reina Sofía (2007); así como numerosos reconocimientos avalados por el  Consejo de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de Cuba.

LA HABANA HISTÓRICA POR DENTRO

Crucero arribando a puerto habanero

El Centro Histórico es el principal polo turístico de la ciudad y genera una densa actividad socioeconómica (Foto de la autora).

De acuerdo con los resultados del Censo de Población y Viviendas del año 2012, en el Centro Histórico viven más de 55 000 personas, con una densidad de 259 hab/ha. Sin embargo, estas cifras tienden a decrecer ya que La Habana Vieja es el tercer municipio capitalino con mayor declive en cuanto al número de habitantes.

Este territorio incluye 214 hectáreas que comprende la antigua ciudad intramuros y la zona de ampliación urbana del siglo XIX, con límites señalados por el Paseo del Prado, la calle Cárdenas y la Estación Central de Ferrocarriles. Esta zona cuenta con un valioso patrimonio arquitectónico y cultural, mezclado con valores históricos, por lo que fue declarado Monumento Nacional en 1978 y Patrimonio Mundial de la UNESCO en 1982. Actualmente es el principal polo turístico de la ciudad y genera una densa actividad socioeconómica.

Datos como estos pueden encontrarse en el Plan Especial de Desarrollo Integral (PEDI) del Centro Histórico de La Habana, documento que rige políticas y estrategias de trabajo en la zona, así como las acciones a realizar en determinados períodos de tiempo.

Tales directivas tienen como importante artífice a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

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GESTIONES DE MARAVILLA

La rehabilitación del centro histórico de la capital cubana tiene sus orígenes en 1981, cuando se implementa el Primer Plan Quinquenal de Restauración, gracias a un financiamiento estatal para renovar edificios de los alrededores de las plazas de Armas y de la Catedral. A partir de 1993 la rehabilitación se extiende a otros espacios.

Ya en 1994 se crea el Plan Maestro para la Rehabilitación Integral de La Habana Vieja, a partir del cual, la OHC “…es la entidad responsable de dictar las políticas, estrategias y acciones que permitan llevar adelante el desarrollo del proceso de rehabilitación en la Zona Priorizada para la Conservación. Utiliza diversos instrumentos de investigación, planeación y gestión urbana para garantizar dicho proceso”, según el PEDI.

De acuerdo con la doctora y arquitecta Patricia Rodríguez Alomá, directora del Plan Maestro de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, el PEDI 2030 se ha construido a partir de un ejercicio de consulta pública y de concertación institucional. “La doctrina del Plan se afilia al criterio de garantizar un desarrollo integral, próspero y sostenible, considerando la cultura como el eje vertebrador del desarrollo y al ser humano como sujeto fundamental de la obra rehabilitadora. Es por ello que parte de la base de definir cinco condiciones estratégicas: la sostenibilidad institucional, cultural, ambiental, económica y social”.

Datos sobre La Habana

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A partir del Decreto-Ley 143 de 1993, la Oficina del Historiador está facultada para decidir sobre cuestiones relativas al uso del suelo, el proceso inversionista en la zona, etc. Además, la puesta en marcha de un sistema empresarial propio le ha permitido contar con altos ingresos provenientes sobre todo de las instalaciones hoteleras, comerciales y de servicios. Las entidades productivas del territorio también aportan una contribución en este sentido.

Según el PEDI 2030, “en relación con las divisas convertibles, se siguió la misma estrategia del país: la expansión del turismo internacional y el comercio minorista, a través de un Grupo Empresarial capaz de gestionar de forma autónoma dichas actividades y que aporten la divisa necesaria, la cual asciende anualmente a una cifra cercana a los 30 millones de CUC. Estos ingresos complementan las transferencias recibidas desde el presupuesto del Estado para los planes de desarrollo aprobados por este, las cuales superan los 150 millones de pesos”.

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Este modelo permitió que solo entre 1994 y 2008 las utilidades alcanzaran cifras entre los  25 y los 30 millones de CUC anualmente, dinero que luego se reinvierte en el propio territorio. Además, paulatinamente se incrementa el número de construcciones restauradas, así como las cifras de hombres y mujeres que encuentran empleo gracias a estas acciones.

La OHC es capaz de realizar el ciclo completo de restauración patrimonial: desde el plan urbano hasta la ejecución de proyectos, los procesos inversionistas y de intervención constructiva, así como el consecuente manejo de las instalaciones para su explotación en función de residentes y visitantes.

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Es importante destacar también la amplia gama de proyectos socioculturales que encuentran espacio aquí, en función de todas las edades y en aras de la integración de los pobladores a los esfuerzos de restauración de la ciudad. En este sentido, museos, galerías, salas de concierto e, incluso, entidades dedicadas a brindar servicios (como perfumerías, cafeterías, cervecerías) se contagian con un halo cultural e histórico que permite respirar arte en cualquier rincón de la Habana Vieja.

Además, el modelo de gestión le brinda especial interés al rescate de oficios tradicionales, sobre todo, para que los más jóvenes sigan estos caminos. Por eso, se perfila un sistema de enseñanza que incluye desde una Escuela Taller hasta la carrera universitaria de Preservación Patrimonial que puede cursarse en el Colegio de San Gerónimo.

Como bien explica el Plan Maestro de la OHC, esta integralidad garantiza un modelo de desarrollo local sostenible en el tiempo. “La gestión del rescate patrimonial está lejos de la visión tradicional enfocada exclusivamente en la recuperación de edificios y espacios públicos, para abordar temas vinculados a la sociedad, la vivienda, los programas de educación y salud, o los asuntos humanitarios. Es un programa que se desarrolla en un sitio de alto valor patrimonial, con la cultura como eje central de actuación, pero enfocada sobre todo en los habitantes del territorio”.

Eusebio Leal