Llega finalmente el Primero de Mayo de 2022, Día Internacional de los Trabajadores, con una alegría y un constante espíritu laborioso en sectores socio-económicos claves, y en otros campos nuevos, robustecido por la unidad del pueblo.
Las plazas se llenarán de cientos de miles de cubanos comprometidos, en este primer desfile masivo después de la llegada de la pandemia.
Los vítores, las consignas, los cantos y las alegrías estallarán de nuevo como ha sido tradición en una lluvia de colores en los que predominarán los tonos patrios. Pero debe ser una marcha que a pesar de todo no olvide que la enfermedad todavía no ha sido abatida, aunque sí controlada de manera esperanzadora y alentadora. Una marcha consciente.
El lema principal para esta cita, que en la Isla siempre es celebración: Cuba vive y trabaja, resume el espíritu de una nación, cuyos hijos transitan una etapa recrudecida por el dolor de las pérdidas humanas ocasionadas por la Covid-19 y los obstáculos del bloqueo impuesto por Estados Unidos, aumentados.
En ese crecimiento espiritual y material que el pueblo cubano ha decidido seguir construyendo, está muy claro que es vida plena y no lamentable sobrevivencia lo que se concibe y tal empeño solo se alcanzará con el apego al trabajo creador y persistente en la cotidianidad.
Es por eso que las metas principales de los obreros y campesinos, así como de los nuevos actores sociales implicados en la vida de hoy, tiene como centro la creación de bienes.
Los que asistan a la celebración del Primero de Mayo lo reafirmarán, y asuntos como la producción de alimentos, el incremento de la productividad en las industrias y su encadenamiento a otros resortes relacionados, están entre los ejes principales de su actual accionar.
Además, dentro de los objetivos en la mira proletaria está redoblar esfuerzos, los cuales deben ser ingentes, por recuperar la zafra azucarera, un sector insignia dentro de la vida nacional que en los últimos tiempos ha evidenciado un declive.
Para la Central de Trabajadores de Cuba y en especial para los miembros de ese sector clave es cuestión de honor que la zafra vuelva a tener, en el tiempo más corto posible, un papel principal, amén de que se potencien campos importantes como el turismo, actual locomotora de la economía; la producción de medicamentos y otros ya establecidos en los proyectos de desarrollo a mediano y largo plazos.
Los cubanos saben y no olvidan que aunque su país eliminó la inequidad y la injusticia social desde el Primero de Enero de 1959, el Primero de Mayo tiene también junto al festejo un espíritu de lucha perseverante. Está dado en homenaje a los Mártires de Chicago, aquellos héroes obreros asesinados entre 1886 y 1887, a raíz de álgidos combates por alcanzar la jornada laboral de ocho horas, bestialmente reprimidos entonces.
El país vive un momento crucial en que debe ser emergente el despegue económico y social, a despecho del incrementado bloqueo económico y financiero que obstaculiza el desarrollo desde hace 60 años, una meta que no permite descanso ni adormecimiento en los laureles.
Sin embargo, existen éxitos y logros que ensanchan los corazones y el orgullo de los compatriotas y dan aliento.
Los trabajadores y trabajadoras, el pueblo, ha visto en los últimos tiempos la puesta en práctica de los planes más siniestros por parte de sus enemigos, como fueron los fallidos intentos de derrocar al socialismo con los sucesos del pasado 11 de julio y el recrudecimiento de sus mentirosas y manipuladoras campañas político-ideológicas para subvertir el orden constitucional .
Por suerte, dentro de las filas laboriosas del país cada vez hay más jóvenes con los ojos bien abiertos para detectar y combatir el influjo enemigo, ya sea brutal o sutil, como suelen hacerlo llegar a los connacionales. Es un movimiento patriótico que seguirá creciendo y se verá compensado por metas cumplidas en medio de actos generosos, solidarios y llenos de cubanía.
Por supuesto que este Primero de Mayo volverá a ratificar el enorme agradecimiento de los más humildes al sector de la salud, en especial a los médicos, enfermeras y enfermeros y su personal de servicios que atendieron y salvaron vidas en las zonas rojas.
Los científicos serán de los congratulados nuevamente, pues a ellos se debe la hazaña de la creación de varias vacunas cubanas, cuya aplicación, en la actualidad a más del 90 por ciento de la población del país, ha revertido el estado nefasto en que llegamos a sumirnos a mediados del pasado año, por las pérdida irreparables de vidas aunque nunca Cuba llegó a tener los índices catastróficos de otras naciones.
En tanto, los trabajadores acompañarán y apoyarán los esfuerzos de la dirección de la nación por reducir la inflación que afecta el poder adquisitivo de los ingresos de la población, un objetivo priorizado en estos días.
Será una fiesta matizada también por los avances del intenso movimiento de renovación y transformación de miles de barriadas cubanas, sobre todo las consideradas más vulnerables, que exhibían los estragos de años largos castigados por problemas que parecían casi imposibles de resolver.
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Con la dirección de su Presidente y de múltiples factores decisorios, pero sobre todo con el aporte entusiasta de sus habitantes, desde hace algunos meses se han visto renacer entornos sociales como vías públicas, viviendas, consultorios médicos, escuelas, plazas y parques, e instituciones culturales y recreativas.
El clima y la aceptación generada a partir de ese estilo de trabajo entronizado, ha revelado las enormes potencialidades que existen cuando la voluntad política y la entrega de las masas afinan aún más sus mecanismos de unidad y creación de proyectos. El presidente lo ha dicho, es el pueblo quien fiscaliza la calidad y sugiere sus necesidades. Es obvio que ello solo es el comienzo. Los cubanos van por más.