La Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente abordó ayer lunes en su sesión vespertina una mirada a las industrias culturales y creativas en Cuba, sus potenciales y aportes al desarrollo del país. La reunión contó con la presencia y participación de la primera viceministra Inés María Chapman Waugh.
En los últimos siete años, Cuba ha emprendido un complejo camino de reflexión y articulación institucional en torno a un concepto relativamente nuevo para el contexto nacional: las industrias culturales y creativas.
Este enfoque surge de un consenso progresivo sobre la conveniencia de utilizar herramientas del mercado como vehículos para dinamizar la circulación comercial de bienes y servicios culturales, sin comprometer los principios revolucionarios ni la universalidad del acceso a la cultura.
El proceso ha estado precedido por amplias polémicas sobre si el ingreso al mercado condiciona la producción artística. No ha sido fácil, pero el diálogo y la construcción colectiva han permitido al país asumir la discusión con mayor madurez y profundidad.
La conceptualización—tanto teórica como práctica—ha sido adaptada al proyecto socialista cubano, con el acompañamiento del Instituto Cubano de Investigación Cultural “Juan Marinello” y otras instituciones científicas.
No se trata de replicar el modelo global de industria cultural, sino de establecer un enfoque genuinamente cubano que responda a nuestras realidades sociales, políticas y económicas.
El objetivo no es “vender por vender”, sino preservar y potenciar las conquistas culturales alcanzadas por la Revolución. Para lograrlo, se han creado vínculos estratégicos con universidades y centros de investigación afines al sistema de la cultura, promoviendo un cambio de mentalidad que permita ver los fenómenos culturales desde nuevas perspectivas.
Voces del Parlamento: una cultura que se piensa y se construye
Una vez concluido el video resumen que condensó el trabajo que realiza el Ministerio de Cultura de Cuba sobre las industrias culturales y creativas, Zuria Salmón Álvarez, diputada representante por el municipio Santiago de Cuba, expresó con entusiasmo el compromiso sostenido del territorio con el desarrollo de las industrias culturales desde enfoques académicos, institucionales y comunitarios.
Destacó iniciativas como diplomados especializados, la plataforma “Santiago Creativo 3.0” y la articulación entre la Universidad de Oriente y el Instituto Superior de Arte. Subrayó, del mismo modo, el valor de preservar la identidad musical de su ciudad y llamó a enfocar las políticas culturales hacia una dimensión más territorial y endógena, reivindicando la riqueza artesanal y el potencial turístico local.
A través de ejemplos concretos como el litoral santiaguero y el Cayo Grama, instó a visibilizar las historias y valores culturales del territorio, superando enfoques centrados únicamente en grandes eventos y estructuras nacionales.
Por su parte, Indira Fajardo celebró la articulación lograda entre universidades, instituciones culturales y políticas territoriales como evidencia de un trabajo coordinado y contextualizado con las realidades del país. Destacó el informe del Ministerio de Cultura como herramienta crítica que visibiliza las potencialidades de las industrias culturales y creativas no solo para generar ingresos económicos, sino como motor del desarrollo social y espiritual del pueblo cubano. Subrayó la importancia de ampliar el debate convocando a otros organismos clave, como el Ministerio de Economía y Finanzas, y el de Turismo, para enfrentar de manera integral los retos del sector.
Además, hizo énfasis en la formación empresarial desde la base, la necesidad de visibilizar buenas prácticas locales como la gestión de las parrandas y eventos culturales, y en potenciar la declaratoria de ciudades creativas de la música como estrategia de desarrollo y posicionamiento internacional.
El diputado Arnaldo Rodríguez, artista y gestor cultural, compartió una mirada crítica y práctica sobre las industrias culturales y creativas en la nación, basada en su experiencia al frente del Festival Piña Colada, que ya celebra 22 ediciones en Ciego de Ávila. Destacó la creación de mecanismos propios de gestión cultural y el uso estratégico de formas de gestión no estatal, en articulación estrecha con las instituciones provinciales. Subrayó que el festival es una expresión territorial del modelo cultural cubano y resaltó el esfuerzo por realizar un informe económico detallado que mida el impacto del evento en actores estatales y no estatales, incluyendo sectores como la gastronomía y el turismo. También alertó sobre los cambios en el ecosistema cultural ante las nuevas dinámicas socioeconómicas, que han desplazado la centralidad de los centros culturales institucionales frente a actores económicos emergentes. Finalmente, propuso una reflexión desde el nivel gubernamental para redefinir el papel de la cultura en la política pública, incluyendo la participación de otros organismos e instrumentos de sostenibilidad económica que apoyen la labor artística y cultural en los territorios.
La comisión resaltó el papel transformador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) como ejemplo concreto en el desarrollo de las industrias culturales en Cuba, especialmente en el ámbito del cine.
Se destaca el resurgir de la producción cinematográfica como expresión de una industria con gran potencial, alineada con los principios culturales del país, reafirmando siempre que el enfoque cubano en esta materia busca responder al nivel artístico, literario y patrimonial de la nación, sin reducir el arte a una mercancía.
El modelo propuesto obedece a una política cultural orientada al acceso masivo y universal a lo mejor del arte cubano y universal, enfrentando el reto de proteger sectores emblemáticos de la creación nacional frente a las dinámicas del mercado.
A su vez, el viceministro de Cultura, Fernando León Jacomino, subrayó la necesidad urgente de articular, con resultados evidentes, la gestión patrimonial y el turismo, señalando la contradicción de tener museos cerrados y monumentos vulnerables en un país rico en patrimonio histórico que atrae a visitantes internacionales.
Destacó de la misma manera como uno de los retos más complejos la exportación de bienes y servicios culturales, obstaculizada principalmente por el bloqueo, que impide el cobro de derechos de autor y limita el desarrollo de las industrias del libro, el cine y la música, así como su necesaria modernización tecnológica.
La intervención de Lis Cuesta, directora de Eventos del MINCULT, recalcó la necesidad de perder el temor al mercado y abrazar su potencial sin sacrificar la autenticidad ni la dignidad de la cultura cubana. Reivindicó el legado conceptual de Armando Hart como referente teórico clave, recordando su llamado a que la cultura se sostenga desde sí misma. Subrayó que Cuba posee tesoros culturales únicos que deben ser comercializados con inteligencia y respeto por su identidad local, sin caer en la homogeneización ni en la pérdida de valores regionales.
Cuesta también enfatizó que la escuela debe ser el centro cultural por excelencia de cada comunidad, y que su revitalización requiere una acción conjunta entre la familia, las instituciones y el sistema cultural, entendiendo que la cultura abarca todos los modos de hacer comunitarios.
“La escuela debe ser vista como una institución cultural clave, capaz de combatir los procesos de colonización simbólica que penetran sutilmente a través de las redes sociales y el consumo cotidiano”, expresó.
Enfatizó, también, la importancia de enfrentar estos desafíos con orgullo por la identidad cubana, sin temor ni prejuicios.
Su llamado final subrayó el hecho de que preservar la Patria comienza por entender que cultura y escuela son una misma base de defensa nacional.

Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Dulce Buergo Rodríguez, presidenta de la Comisión Nacional Cubana de la UNESCO, celebró la relevancia del debate sobre las industrias culturales y creativas en Cuba, destacando la sintonía con la agenda internacional impulsada por la UNESCO.
Subrayó el privilegio de que Cuba haya trabajado durante décadas en políticas culturales que hoy son referencia mundial y llamó a aprovechar las redes temáticas de la UNESCO, como la de Ciudades Creativas, para generar verdaderos beneficios locales. Recalcó que la participación en estas redes debe traducirse en intercambios culturales, económicos y comunitarios, donde los territorios reconozcan sus fortalezas y construyan sobre ellas.
Apuntó que Cuba cuenta con todo el potencial y la voluntad política para avanzar, pero es esencial capacitarse, compartir buenas prácticas y activar sinergias entre patrimonio natural, cultural y turístico. Culminó no sin antes reafirmar el compromiso de la Comisión Nacional con el acompañamiento técnico y formativo en favor del desarrollo territorial desde la cultura.
¿Hasta dónde hemos llegado y qué necesitamos para avanzar?

Comisión de Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente. Foto: Enrique González (Enro)/ Cubadebate.
Como parte de las proyecciones elaboradas para el debate en la comisión Educación, Cultura, Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, fue presentado a través de un audiovisual, el informe del Ministerio de Cultura sobre las industrias culturales y creativas. Cubadebate reproduce sus ideas principales.
Infraestructura empresarial y articulación institucional
Las industrias culturales y creativas cubanas incluyen una amplia gama de actividades como las artes plásticas y literarias, el diseño, la artesanía, los videojuegos, la gestión patrimonial, el turismo cultural y el intercambio académico. También impactan sectores como el software, la moda, la gastronomía y la organización de eventos. A nivel global, representan el 3% del PIB mundial y emplean a más de 30 millones de personas.
En Cuba, su institucionalización ha sido prioritaria desde la fundación del Ministerio de Cultura. Aunque aún no se ha alcanzado una industria nacional proporcional al nivel artístico y cultural del país, los datos muestran avances: el sector cultura-deporte aporta un 1.9% del PIB a precios corrientes y un 4.1% a precios constantes de 1997.
El Ministerio de Cultura opera con 23 unidades presupuestadas, 11 con tratamiento especial y 16 empresas, de las cuales cinco son sociedades mercantiles con capital cubano.
Como explicara Ana María Pellón, directora de Industrias Culturales del MINCULT, este esfuerzo no se concibe de forma aislada.
La política de desarrollo de las industrias culturales forma parte integral del sistema de trabajo del Ministerio de Cultura, y se articula con el sistema de gestión gubernamental basado en ciencia, innovación y sostenibilidad.
El reto está planteado: ¿Cómo hacer más? ¿Hasta dónde hemos llegado y qué necesitamos para avanzar? Las respuestas están en construcción, pero lo que ya se ha logrado posiciona a Cuba en una ruta prometedora para transformar la creatividad en motor de desarrollo nacional.
Una política cultural sólida como cimiento de la industria creativa
La política cultural de la Revolución ha sido piedra angular en la garantía del acceso universal a lo mejor de la creación artística. Incluso bajo condiciones adversas, se sostiene una vasta red institucional de 2 245 entidades culturales, que en 2024 organizó más de 860 000 actividades en todo el país.
Estos servicios, mayoritariamente financiados por el presupuesto estatal, articulan acciones de profundo alcance social y comunitario, y forman parte esencial de las industrias culturales y creativas.
La voluntad política para revitalizar la producción cinematográfica y audiovisual se manifiesta en la continuidad del Fondo de Fomento para el Cine Cubano, ya en su séptima edición. Además, se han promovido más de 200 eventos culturales nacionales e internacionales, y funcionan gratuitamente 41 centros de enseñanza artística donde se forman más de 10 000 estudiantes desde niveles elementales hasta superiores.
Ante la falta de insumos para la poligrafía, la producción y distribución de libros ha migrado hacia soportes digitales, manteniéndose iniciativas populares como la Feria Internacional del Libro y las Ferias del Libro en la Montaña.
Desafortunadamente, la diversificación empresarial, la fuga de talento especializado y la ausencia de un incentivo cambiario han comprometido la relación entre creadores y empresas estatales, desplazando la actividad comercial hacia otras formas de gestión.
Durante años, se ha equiparado capacidad creativa con potencial comercial, sin atender la ausencia de formación en competencias empresariales dentro del sistema educativo artístico. Esta omisión ha dificultado el cierre de la cadena de valor en la industria cultural.
A pesar de ello, se ha logrado avanzar: las nueve empresas provinciales de la música superaron su situación de pérdida, y se trabaja en consolidar centros provinciales y estructuras de representación. También se aprobó la política para comercializar las artes plásticas y avanza la política para el desarrollo del cine.
Se han creado nuevas entidades comerciales en el extranjero, como una empresa integral en Venezuela. Se actualizó la cartera de negocios y se presentaron propuestas de Asociación Económica Internacional.
Experiencias como el modelo de gestión para las parrandas en la región central podrían replicarse en otras fiestas populares. La prestación de servicios culturales al turismo sigue condicionada por la ocupación hotelera, sin que aún logren integrarse como incentivos al destino Cuba.
Más allá del bloqueo estadounidense, se identifican obstáculos internos como la débil articulación territorial, la falta de indicadores del valor económico que aportan los servicios culturales y la escasa sinergia entre el potencial científico y los desafíos sectoriales. También se reclama un esquema cerrado en divisas que reconozca exportaciones en frontera como ingresos desde el exterior, condición clave para remunerar a los creadores en moneda fuerte.
De más de 20 propuestas para superar estas trabas, se solicita incluir el Programa para el Fomento y Desarrollo de las Industrias Culturales y Creativas en el Macroprograma de Transformación Productiva del Plan Nacional de Desarrollo 2030. Asimismo, se propone actualizar la estrategia nacional de exportación y habilitar ventas en divisas en tiendas seleccionadas y a personas naturales extranjeras.
Las industrias culturales cubanas no solo producen bienes, servicios y empleos, sino que generan valores simbólicos esenciales para la identidad nacional. Presentes en todo el territorio, con bases productivas privadas, colectivas e institucionales, estas industrias pueden convertirse en palanca de autonomía territorial y herramienta clave en la preservación patrimonial y en el avance económico-social del país.